CAZUELA DE PAPAS CON PINTARROJA


























Soy paleña, del Palo. 

Mi vida amaneció a mediados de los 50, cuando el Palo aún era un puñado de casas (casas matas) donde casi todas las familias estaban emparentadas entre sí, no sólo nos unían lazos familiares, aunque lejanos, sino también la mar, siempre el mar.

Aunque dejé de vivir alli a los siete años, me siento de ése barrio marinero con fuerte personalidad, buenos recuerdos son los que siempre tengo de sus playas, de las barcas en el rebalaje, de las redes secando al sol, de la cochinita, las vias del tren donde jugaba, los hermosos eucaliptus, sus montes, sus huertas, el tranvía, mis colegios, el paso a nivel, Casa Pedro, los espetos en la arena, los “fridores”, los arroyos, las cuatro esquinas y por qué no el Cementerio al final de la Calle Santarem donde reposan mis padres.

El Palo era mucho más que un barrio, de hecho ir al centro en aquel entonces era ir a Málaga, volver era ir “pal Palo”; no hay que olvidar que a principios de 1800 sólo vivían 85 personas, y que en los documentos de aquella época se le denominaba “arrabal de la ciudad de Málaga” y que a principios de 1900 sólo tenía unos 6000 habitantes aproximadamente.

El Palo sigue en mi memoria, aquel Palo donde viví que se refleja en mi forma de ser, en “mi cocina”, que me enorgulloce a pesar del tiempo y la lejanía; sigo siendo la niña cuyos comienzos en sus calles, en el colegio, en la ingenuidad de sus juegos, transcurrieron aquellos primeros nueve años de vida curtiéndose con el sol, la arena y el salitre del romper de las olas en el rebalaje de las playas paleñas.

Playas donde los jabegotes, como mi abuelo y mis tios maternos pescaban con el arrastre de la jábega Mª del Carmen (ésa jábega marenga de mi abuelo Juan Antonio que pueden ver en el Museo Maritimo de Barcelona), echando el copo, tirando de la red con la ayuda de una traya en bandolera sobre el pecho.

El Palo, la tierra y la mar, origen de la gran mayoría de mis platos, de esas comidas que preparo intentando seguir la tradición, el éstilo y la forma de aquellos paleños que me enseñaron: mi familia.

Entre ellos las cazuelas de papas con pescado: con rape, con almejas, con marisco o como en éste caso con pintarroja(la pintarroja, conocido tambien a veces como tiburón gato, es uno de los tiburones más pequeños y abundantes de las costas mediterráneas, es fácil de encontrar en nuestros mercados y el pescadero generalmente ya los tiene limpios, sin piel, preparados para su consumo).

Esos platos de cuchara de nuestro litoral andaluz, (vean mis recetas pinchando en primeros platos), donde hay que degustarlos, pero si no pueden disfrutarlo en Málaga, póngase manos a la obra, prueben a hacerlos, guisenlo y cómanlo, que algo les llegará del espíritu de mi tierra malagueña y de “Mi cocina”.

¿CÓMO LA HICE?

Poner una cacerola con agua a hervir, e introducir un tomate entero, que esté maduro, dejarlo cocer unos minutos, sacar el tomate, pelarlo y reservarlo.

Apartar la cacerola del fuego.

En una sartén con un buen chorreón de aceite de oliva virgen (usar malagueño a ser posible de Periana, de Riogordo....pero malagueño) freir un buen puñado de almendras sin pelar (unas veinte), y dos o tres dientes de ajos pelados, con sumo cuidado de que no se quemen, solo que se doren. Reservar.

En el mismo aceite freir una rebanada de pan cateto o de pueblo (en su defecto pan normal y corriente), igualmente que no se queme, recuerden solo doradito.

En el vaso de la minipimer poner las almendras, los ajos, el pan, el tomate pelado, el aceite, un vaso de vino blanco (usar vino fino de Montilla) y pasar bien; que quede la salsa lo más fina posible.

Poner nuevamente la cacerola a hervir y echar la salsa, azafrán (o en su defecto colorante alimentario) y llevar a ebullición.

Pasado unos diez minutos agregar patatas cortadas a cascos, salar al gusto.

Una vez que estén las patatas casi listas (para ello pinchar con un tenedor), añadir la pintarroja cortada en trozos, dos o tres granos de pimienta negra y dos hojas de laurel.
Les invito a ver tirar del copo en las playas del Palo, años 40 del pasado siglo ¿sería mi familia? Eso no lo sé, quizás, pero sí les puedo asegurar que el cuadro está pintado por un artista malagueño, un magnifico pintor, que a sabiendas de mi pasión por el mar me pinta cuadros marengos: mi suegro.

13 comentarios

  1. Buenísima receta y una bonita historia la que nos cuentas, los cuerdos son nuestro mejor tesoro

    ResponderEliminar
  2. Carmen Rosa, qué me gusta a mí la pintarroja... Esa cazuela la hago yo pero con rape, seguro que a ti te sale de lujo, guapa.
    Y qué me gusta cómo lo cuentas todo, que dan ganas de salir corriendo a darse un paseíto por El Palo.
    Besitos

    ResponderEliminar
  3. Que buena pinta tiene tu receta, por aquí la pintarroja no tiene ni idea de que exista. Es una pena, parece que no nos hablemos entre una comunidad y otra.

    Besicos

    ResponderEliminar
  4. Anda...no conozco yo la pintarroja. Tendrá por quí otro nombre. Investigaré porque ese guiso tiene pintar de estar muy, muy rico con ese majado triturado.
    Besazos.
    El cuadro precioso, como siempre.

    ResponderEliminar
  5. Me ha encantado tu historia y tu cazuelita me la llevo a mi cocina, para prepararla con un pescado lo más parecido posible, qué buena!!!

    ResponderEliminar
  6. No conocía este plato cielo, pero me sentaría de buena gana a comer un platillo contigo y que me contases más cositas como las de hoy. Preciosa historia, y suculenta receta, todo un placer acercarme hasta aqui.

    besines

    ResponderEliminar
  7. Un guisote estupendo, ideal para estos días de frío.
    UN besín.

    ResponderEliminar
  8. No he probado nunca la pintarroja, ese guiso me recuerda a uno que hacia mi madre y que ella llamaba "ajo coloraó". Tiene que estar delicioso, pero aquí es dificil hasta encontrar raya así que no te digo nada para encontrar pintarroja.
    besos

    ResponderEliminar
  9. me encantan las historias que cuentas. En mi tierra la pintarroja o "gatét" se usa mucho para elaborar un arroz meloso.. riquisimo.
    me apunto tu guiso que me parece una delicia!

    ResponderEliminar
  10. Como nos marca la niñez, sin darnos cuenta se nos va metiendo en nuestra piel como un tatuaje imborrable que suele llevarnos buenos recuerdos. Tu el mar, la playa ... yo una minuatura del tuyo, el lavadero público que había (y hay) delante de la casa familiar... comidas tu de pescado, yo de matanza....
    da gusto pasar por tu cocina y no solo por el rico plato que siempre nos preparas.

    Petons

    ResponderEliminar
  11. Que rica tiene que estar esta cazuela, la hitoria me ha encantado y el cuadro de tu suegro ni te cuento besos

    ResponderEliminar
  12. María,acabo de leer tu receta de pintarroja y me ha llevado a mi infancia.Yo me he criado en
    Almería y he comido pintarroja,pero por abatares de la vida, he vivido en muchos sitios.Hoy he ido a la pescadería y he comprado PINTARROJA y me dispongo a cocinarla con tu receta ( que lleva patatas) espero me salga bien. Seguirè haciendo alguna de tus recetas pues me parecen muy interesantes.

    ResponderEliminar
  13. Querida Toñi: Qué buena pinta tiene tu cazuela de papas con pintarroja, se me está haciendo la boca agua. Me ha encantado. Y he visto tu video del caldillo, que bonito y que bien lo haces. He copiado la receta.

    Mañana compraré si puedo las pintarrojas, y esta semana voy a sorprender a mi familia. Ja ja.

    Besitos guapaaaaaaaa

    ResponderEliminar

Muchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.