LANGOSTINOS SOBRE LECHO DE PUERROS CON MANTEQUILLA DE SÉSAMO NEGRO

La persona que vive en el presente no está sepultada por el pasado, ni por el futuro, no lleva ninguna carga.   No tiene ningún peso que llevar, se mueve ligero.   No le afecta la fuerza de la gravitación.  De hecho no anda: vuela.  (OSHO, Maestro espiritual).
De vez en cuando me asomo a ésa ventana en la que suelo mirar momentos de mi pasado, a veces  con melancolía, también existen imágenes que observo con pesar y con tristeza, pero muchas, muchísimas veces con alegría, satisfacción y con orgullo.   

He tenido una vida muy intensa en la que he ido atesorando experiencias que fueron calando tan hondo en mi existencia que los recuerdos me trasladan hasta ésos mismos instantes vividos.

Miro atrás pero sin nostalgia, sin acritud, recordando aquella persona que fui y observando al mismo tiempo quien soy hoy.       Me asomo a la pequeña ventana de la recepción, desde ella contemplo aquella pequeña habitación iluminada por dos pequeños tubos fluorescentes en el techo que aportaban una luz blanquecina, una ventana dejaba que entrara un poco de aire desde aquel grisáceo “ojo de patio” que no permitía dejar entrar ni un pequeño rayo de sol.
De ella colgaba una vieja persiana de madera, de la que se descascarillaba la pintura verde con el vaivén del viento.

Tres mesas metálicas, grises, cuyo cristal cada mañana teníamos que limpiar escrupulosamente con cristasol, soportaba el peso de nuestras máquinas de escribir Hispano Olivetti Lexicon 80, cuyo color verde militar hacía presagiar la rigidez con la que debíamos teclear horas tras horas, resonando el sonido como si de tambores se tratara haciendo vibrar cualquier objeto a nuestro alrededor.
A veces, el estruendo que realizábamos se compensaba con el rítmico sonido de la calculadora que iba dejando un interminable rollo de papel que había que volver a liar y usar por la otra cara.
Cuatro sillas, tres papeleras de metal y un archivador complementaban la diminuta oficina que compartíamos con el Gerente, el Sr. Sh.R, quien cada mañana, nada más entrar rezaba mirando hacia el pequeño altar lleno de Dioses que tenía detrás de su mesa, colgado en la pared.     Encendía las varitas de sándalo, mientras dirigía sus plegarias, se impregnaba toda la estancia con un especial aroma, una fragancia que aún hoy en día al respirar profundamente la huelo y me inunda una gran sensación de armonía,paz y tranquilidad.

Allí pasamos los días, las semanas, los meses y hasta años, facturando, haciendo letras de cambio, rellenando fichas de clientes, de stocks de representantes, archivando, escribiendo cartas, atendiendo las llamadas de clientes, repasandonos el trabajomutuamente para que los posibles fallos no salieran de ésas cuatro paredes y apoyándonos mutuamente en las larguísimas jornadas de arduo trabajo.     Sólo con la atenta mirada del responsable del departamento, cuya dulce mirada y aquella sonrisa dejaba entrever sus blancos dientes que iluminaba su piel de color canela.    Nunca, nunca, se enfadó con nosotras, jamás un descontento, ni una mala cara, ni enfadarse tan siquiera: no le dimos jamás el más mínimo motivo.   Todo hay que decirlo: éramos muy buenas trabajadoras, a pesar de que aún éramos unas niñas.
Sí, me he asomado a aquel año 1971, mes de Junio concretamente, fue cuando nos conocimos. Tras unos años, la vida nos deparó diferentes caminos que a veces se distanciaron más de la cuenta, los motivos quedan para mi recuerdo, los guardo en mi corazón, pero las dos sabemos que algo nos unió y nos mantiene unidas aunque sea en la distancia.    Y que nuestro corazón sigue caminando, como entonces, juntas y mirando al horizonte, al futuro.


Y aún, aquella música del teclado, los aromas, los recuerdos, las vivencias, incluso la familia, los ratos que disfrutamos de la cocina de nuestras queridas madres nos mantiene unidas.

Hace unos días me llamó, charlamos una vez más y me dijo: He leído tu última entrada del blog, me has hecho llorar, me has recordado a quienes ya no están, a mis padres, a los tuyos….no escribas con tanta tristeza.

Le contesté que mi añoranza no es triste, aunque afloren las lágrimas y le aseguré que a las entradas de mis recetas próximas les daría más alegría, sólo que a veces también afloran lágrimas por rememorar los momentos más inesperados que florecen en mi mente, una serie de recuerdos que se almacenan en mi memoria y necesito compartir.     Revivir maravillosos momentos, experiencias y etapas de mi vida que dejaron una marca indeleble, que me acompañan casi permanentemente algunos y otros me llegan esporádicamente, sin pedirme permiso y sin saber bien por qué su presencia me refrescan la memoria reconfortadomela.

Los duros momentos vividos, los difíciles, los dolorosos, los malos…que hubo de todo, los dejo atrás, corro un tupido velo y procuro encerrar cada detalle en una botella y dejarlos navegando en la mar de mi memoria.

Por aquellos días, por aquella amistad y compañerismo,  va la receta de hoy, fácil, vistosa, resultona, con un sabor lleno de matices y sobre todo llena de alegría.

¿Cómo lo hice?
Ingredientes para un comensal:

6 langostinos grandes, 1 puerro (la parte verde), dos rodajas de cebolleta (igualmente la parte verde), medio limón, 100 grms. de mantequilla sin sal, seis cucharadas soperas de agua, pimienta negra, una cucharada de ajonjolí negro (sésamo) y sal.

Los pasos a seguir:

Pelar los langostinos reservar piel y cabezas.     Hacerles un corte por el lomo, sin llegar a la cola, abrirlos por la mitad sin separarlos, sacar el intestino y lavar bajo el grifo.

En una cacerolita con un poco de mantequilla freir los langostinos, salándolos al gusto y procurando que queden bien hecho por todas partes.

 Reservar.


En la misma olla echar las pieles y las cabezas friéndolas hasta que queden bien doradas, removiendo y presionando sobre todo las cabezas para que suelten su jugo. 

Una vez fritas, echar un chorreón de agua y llevar a ebullición durante un minuto

 Colar el caldo, reservarlo y desechar el resto.

Cortar el puerro en rombos, al igual que los dos trozos de cebolleta y en un recipiente saltearlos en 50 grms. de mantequilla unos 30 segundos aproximadamente. Salpimentar.

Añadir una cucharada sopera del caldo de la cocción de la piel y cabezas de los langostinos dejándolo reducir un minuto. Dejar estofar unos tres minutos más.   Reservar caliente.

En una cacerola pequeña echar la mantequilla restante, el caldo reducido de las cabezas de los langostinos y el zumo del medio limón; agregar el sésamo y un poco de pimienta negra recién molida.     Remover bien.

Llevar a ebullición y dejar reducir.

Colocar el puerro en el plato, poner encima los langostinos

 y cubrir con la salsa de mantequilla y sésamo. 
 Servir caliente.
Para P.B. siempre con mi cariño.

7 comentarios

  1. No me parecen tristes tus historias, más bien recuerdan un pasado en el que como es normal ha habido de todo, una manera de tener los pies sobre la tierra y no olvidar quien somos.
    Original el plato con esta mantequilla. Los puerros siempre hacen que cualquier plato con ellos tenga una textura y sabor especial.
    Besos.

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  2. A mi tus historias no me parecen tristes son el recuerdo de lo que viviste y asi nos lo transmites ,pero yo no te conozco como te conocio y conoce esa compañera y amiga asi que si ella te lo dice sera por que no eres asi aunque para mi eres una gran mujer ,muy vital y que pone todo su corazon en todo lo que hace.
    Me ha encantado lerte y ver como trancurria tu juventud ademas de la foto en la cual eres al igual que hoy un bellezon.
    Te ha quedado un plato de relujo no lo siguiente no me ves pero no he dejado de hacerte la ola y no dudo este de muerte relenta uummmm.
    Como siempre un placer venir a visitarte y disfrutar de tu cocina.
    Bicos mil wapisimaaa.

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  3. Toñi, solo te diré que me ha encantado tu entrada.
    Y esa foto...? No se como la conservas jajaja que jóvenes éramos
    Genial la receta.
    Un beso grandote.

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  4. Hola, Toñi. Esos recuerdos de juventud son muy bonitos, recrearlos es como volver a vivirlos, yo también soy de sacar fotos antiguas. Tú sigues igual de guapa, no has perdido " ese gracejo" como decimos por aquí. Tu plato de gambas con puerros de lo más apetecible.
    Besos, Carmina.

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  5. Mira que te he leído veces y nunca nunca te he sentido triste, si no todo lo contrario, nostalgia, recuerdos, que no tiene porque ser malos, a mi siempre me has recordado tantas cosas de mi infancia, de los marengos, mi abuelo materno lo era y aunque yo no lo conocí, mi madre siempre me ha contando tantas cosas que he visto plasmada en tus escritos.
    Una vez una foto de tantas por el parque, recordé cuando mi padre me llevaba de la mano, si que es verdad que cuando faltan las personas, los recuerdos pueden parecer tristes, pero no lo son, a mi me encanta leerte y que no te comente no quiere decir que no te lea.
    Por cierto esos puerros los haré, ahora viene época de comer verduras que el cuerpo lo pide, besos.

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  6. Querida Toñi: No es que tus publicaciones sean tristes sino que expresas tus sentimiento de una forma en que muchas personas nos vemos reflejadas, y utilizas unos términos que nos llegan al corazón. A mí se me han saltado las lágrimas de leer tu publicación pero son lágrimas de emoción, de verte en tu trabajo con ese estupendísimo jefe que tuviste y que tanto te enseñó. Sabes llegar a lo más íntimo a veces con recuerdos, a veces con sentimientos, otras con experiencias pero nos tocan la fibra sensible, y eso sólo lo pueden conseguir personas especiales como tu.

    Aparte de ello felicitarte tu nuevo año y por tu receta que me ha encantado y con la que pienso sorprender a mi familia.

    Muchos besitos Toñi y como siempre felicidades por tu buen hacer.

    Este año espero poder visitarte más y también finalizar la biografía de mi bisabuelo a la que ya le queda poco. Y ahora en el blog quedan por vivir momentos tristes, los de su despedida, que tanto me cuesta escribir. Después vendrán tiempos mejores, con sus cuentos, poesías, las que pienso transcribir una a una, y también quiero dejarle un hueco a mi abuelo Adolfo, para que la gente lo conozca. Buena semana guapaaaa.

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Muchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.