COULIS DE HIGOS DE LA REINA CON VINO MOSCATEL DE MALAGA, NATA MONTADA Y TROZOS DE HIGOS FRESCOS

Mi madrina Pepa tenía su casa cerrada a cal y canto, ordenada, pulcra, con todos los detalles minuciosamente estudiados como cuando acabó de decorar cada rincón, cada armario, cada cajón para enseñarla días previos a su boda.
Tras su boda, iba y venía de su casa a casa de su madre; allí volvió con su marido, un hombre alto, guapo, trabajador y buenísima persona a quien hacía reir con la gracia que la caracterizaba. Él sencillamente la adoraba, por lo que no le pesó lo más mínimo convivir con su suegra, con aquella dulce, pequeña y frágil mujer, la tita Mercedes, la hermana pequeña de mi abuela Maria del Carmen Rosa quien la mimaba, la crió como si de su hija se tratase.

La recuerdo vestida de gris, con su delantal de cuadritos, peinando su larga y blanca cabellera trenzandola y recogiéndola en un coco sobre su nuca. Sentada en la cocina, comedor de cuyas paredes colgaba presidiendo la sala aquella foto de su boda
La recuerdo batiendo unas veces nata, otras merengue, tal y como hacía en su más tierna juventud, casi niñez, en la cocina del entonces elitista Colegio San Estanislao de Koska de El Palo. 

Su marido no quiso que siguiera trabajando, él vendía en el centro de la capital malagueña, por las calles, el pescado puesto en cenachos de esparto que aún vivo sacaban del copo mis mayores, mi abuelo, mis tios de sus jábegas y sardinales. Mientras ella criaba sus aves de corral en su pequeño patio, gallinas, pollos y pavos junto con algunos conejos. 

Durante los meses estivales, en los montes y campos cercanos a La Pelusa, la tita Mercedes, su marido y mi madrina Pepa, su única hija, se hacían cargo de un “esquimo”, unas cuantas higueras que en el mes de Junio les ofrecían sabrosos brevas y de Agosto a Septiembre deliciosos y dulces higos que recogían en serones de esparto para su venta. 

Mi madrina, con el paso de los años, a los más pequeños, mientras degustábamos los postres que preparaba mi tía Mercedes, en las tardes ya otoñales, nos contaba con aquella gracia y salero que la caracterizaba las peripecias de su niñez en el campo, en el esquimo y aquellos momentos me vienen a mi memoria. 

Cierro los ojos y la escucho con un nudo en la garganta, con las lágrimas que me escuecen en los ojos mientras intentan salir y no las dejo, Las recuerdo con dolor, también con mucho cariño. Me hacen oir la risa de mi madre mientras la sonora voz de mi madrina va contando detalles de sus diabluras infantiles, suena el golpear en la cacerola mientras la tita Mercedes monta la nata o el merengue, los canarios de mi padrino no dejan de cantar y se escucha de fondo el piar de los polluelos y el canto de los gallos en el patio. 

Huele a pasas en aguardiente, huele a dulce, a alfrecho, a alfalfa, a jabón y colonia Heno de Pravia, huele a fruta fresca, a los higos de la reina, huele a la casa de mi madrina….huele a mi niñez.
He podido leer que la higuera lleva más de 6.000 años dando sombra y frutos en el Mediterráneo. Sus frutos han constituido un recurso vital, siendo de los pocos árboles que pueden subsistir y capaz de adaptarse a diferentes ecosistemas, incluso en secano sin apenas cuidados. Dando dos cosechas, en Junio las brevas e higos en Agosto y Septiembre. 

La higuera pertenece al género de los ficus. Pierde sus hojas en otoño y rebrota en primavera. Se conoce como Ficus carica porque se supone originaria de Caria, al sudoeste de Anatolia, en la actual Turquía. Es una especie genuinamente mediterránea, Desde el Mediterráneo se extendió a la India y Oriente Medio, y mucho más tarde a América. Existen entre 700 y 800 variedades de higueras en todo el mundo, de las cuales unas 300 se cultivan para consumo 

Muchas personas confunden las brevas con los higos, dos productos similares pero que guardan diferencias 

Los higos maduran desde final de julio hasta Septiembre, aunque la mejor temporada es a final de Agosto. Las brevas son higos que no consiguen madurar en otoño. Se quedan todo el invierno en el árbol como pequeños botones y en primavera completan su maduración. Se cosechan en mayo y junio. 

Entre las variedades que solo dan higos destacan las Cuello de Dama y las de Fraga. Entre las que dan higos y brevas, son populares la Bordisot o higo de la reina, la Burjasot, la Colar, la Franciscana o la Moscatel Verde. 

Por cierto ¿sabían que las brevas y los higos no son frutos? Son “infrutescencias de la higuera (fructificaciones compuestas), intento explicarme: son varios frutillos dentro de lo que parece un solo fruto. 

Los higos son más pequeños que las brevas, éstas siempre de piel negra; los primeros higos también son de color negro, para los últimos de la temporada, los que en Málaga denominamos los higos de la reina son de color verde, son más pequeños que las brevas, su piel es más gruesa aunque suave, es aromático, con los toques crujientes de su pulpa roja y a la vez melosa y también mucho más dulces. 

Personalmente me apasionan los higos de la reina, los verdes, difíciles de encontrar pero que llegan a “Mi Cocina” desde el Valle del Guadalhorce malagueño. Con ellos he preparado éste fácil y delicioso postre.
 ¿Se animan a prepararlo y disfrutar de ésta maravilla que nos regala la madre naturaleza?
¿CÓMO LO HICE? 

INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS: 

6 higos de la reina (grandes), medio vaso (pequeño) de vino moscatel de Málaga, dos cucharadas soperas de azúcar moreno, 150 ml de nata para montar, azúcar glass.
LOS PASOS A SEGUIR: 

Dejar la nata y un recipiente metálico en el frigorífico unas horas antes. 

En un recipiente metálico y frio echar la nata y comenzar a batir con unas varillas hasta conseguir la consistencia necesaria. Ir incorporando, sin dejar de batir, el azúcar glass hasta que ambos ingredientes queden bien integrados.   Dejar en el frigorífico.
Mientras lavar bien dos de los higos, secarlos y cortarlos en trozos, reservar. Pelar el resto y trocearlos.

En una cacerola echar el azúcar y el vino poniéndola en el fuego, remover y llevar a ebullición. Incorporar los trozos de higo y dejar cocer, caramelizar a fuego suave durante dos o tres minutos.


Retirar del fuego y dejar enfriar. (Si gusta, ponerla a enfriar en el refrigerador, personalmente prefiero a temperatura ambiente) 
A la hora de servir, echar la crema de higos y vino moscatel en una copa de cristal, como base. Añadir a continuación la nata y sobre ella los trozos de higo de la reina.
¿Apetecible? Ideal para una cena veraniega, ya sea con brevas, ya sea con higos….aunque sólo se pueda disfrutar de éste riquísimo postre de “higos a brevas”

6 comentarios

  1. Querida Toñi: ¡¡¡ Qué pintaza tiene el postre tan delicioso que has preparado!!!!. Y me ha emocionado mucho la historia de tu madrina. Me sorprende que recuerdes tan bien todo. Un fuerte abrazo guappaaaa. Que tengas una buena semana.

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    1. Buenos dias mi querida Pepa. Siempre y a mi también me asombra, he recordado con todo lujo de detalles, como si fuese ayer, las vivencias de mi más tierna niñez ¿cómo me puedo acordar de cuando tenía dos o tres años? me pregunto. Y llego a la conclusión de que probablemente porque fue una etapa muy, muy feliz de mi vida. Los detalles duros, dificiles, más complicados de mi juventud mi mente les pone un tupido velo.
      Mi madrina, no era guapa, era muy graciosa, con mucho arte malagueño....nos hacía reir con sus historias, chistes y a todo le sacaba "punta". Un fuerte abrazo para ti y los tuyos. Siempre en mi corazón.

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  2. La historia es realmente impresionante. Léelo y la receta es muy buena.
    Gracias, estamos esperando más de tus historias.
    rabato

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    1. Buenos dias, a veces pienso que es verdad lo que me suele decir mi hija: mamá, te has convertido y has convertido tu blog en las historias de la "abuela" cebolleta. (por alusión al personaje de los TBOS). Me gusta contar historias pasadas, vivencias, sentimientos, le dan razón de ser a "Mi Cocina". Cada entrada tiene "su" introducción. Me alegra saber que le gusta no sólo las recetas.
      Saludos.

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