CONEJO EN SALSA DE ALMENDRAS
¡¡ Han dado gato por liebre !!
Cuantas veces hemos escuchado éste dicho, que viene a decir que las
expectativas de algo en concreto se ven frustradas al conseguir algo peor de lo
que esperábamos o que creíamos merecer.
Y es que el origen de ésta famosa frase, tiene su origen como no podía ser
menos, en la gastronomía, concretamente en las antiguas posadas, mesones o
tabernas; de las que se decía, como hoy en día se suele comentar de ciertos
restaurantes de origen oriental, que se servían carne de gato, en lugar de
conejo, cordero en aquellos entonces…o pollo hoy en día.
De hecho, en la literatura del Siglo de Oro se encuentran numerosas
referencias a tan señalada costumbre fraudulenta de “dar gato por liebre”; de
hecho, el genial Francisco de Quevedo, en sus obras aparecen alusiones, incluso
denuncias a lo que debía ser una práctica muy corriente, y sin duda lo bastante
conocida como para que dicha expresión pasara a designar todo tipo de fraude o
engaño de este género.
Pero no, yo no voy a dar gato por liebre….o por conejo (en definitiva tanto
liebre y conejos pertenecen a la misma familia de mamímeros lagomorfos), ni voy
a hablar de ellos, pero sí de los gatos.
Nunca hubo gatos en casa, sí en la de mi abuela, una gata enorme, que le
hacía compañía y me imagino que mantendría a raya a “invitados” no deseados. Tenía unos intensos ojos verdes, con un
pelaje negro y brillante, tan negro como el luto con el que se vestía mi abuela.
En mi inocencia, con cuatro o cinco años, cuando las veía pensaba que las dos
iban a juego.
No recuerdo su nombre, sí recuerdo que nunca me acercaba a ella, guardaba la
distancia y reconozco que me daba me daba miedo, sobre todo cuando me miraba
fijamente como si quisiera traspasar mi mente.
Aquella gata tenía una misión, dar “compaña” (como se decía antaño) a mi
abuela y proteger su casa, al igual que la Diosa Bastet (la Diosa gata de la
mitología egipcia), tambien denominada Bast, quien protegía los hogares egipcios,
simbolizaba la alegría de vivir y se le considera la deidad de la armonía y la
felicidad.
En la mitología egipcia, Bastet defendió a Ra, el dios-sol,
de los ataques de la serpiente Apofis, deidad que personifica las fuerzas del
mal en el más allá.
El gato era un animal muy apreciado entre los egipcios ya que lo
consideraban protector de la familia, si alguien mataba un gato sin querer, se
lo castigaba con la pena de muerte. Creían
que los gatos corporizaban a la diosa Bastet, representando la serenidad
femenina y aparecía a menudo en representaciones funerarias junto a la difunta,
como emblema de la femineidad del hogar.
Así, que cuidado: ¡¡ no demos gato por libre…o conejo !!
Conejo que mi madre y mi abuela preparaban con frecuencia, ya que mi madrina
los criaba a base de alfalfa y mimosos cuidados, por lo que estaban realmente
exquisitos.
Por todo ello, siempre he dicho: ¿ Cuantos de mis recuerdos puedo asociar con un sabor, un aroma,
una textura o el ambiente de mi casa,
cuando era pequeña o la casa de mis abuelas?
Tal y como ellas cocinaban, los mismos aromas, los mismos sabores embriagan
Mi cocina y llenan mi alma.
Uno de esos sabores, texturas y aromas…es la deliciosa
salsa de almendras, que no sólo uso en primeros platos, desde la cazuela de
papas con rape, con pintarroja, con pollo, hasta de segundo, aquel pollo con
patatas y almendras que mi madre bordaba, o la jibia o mis famosas albóndigas
(quizás una de las recetas más visitadas de mi blog).
Hoy, por petición de mi dulce suegra, Paquita, preparo
conejo en salsa de almendras…al más puro estilo malagueño.
¿Cómo lo hice?
Ingredientes:
Un conejo troceado (lo puede hacer el carnicero),
quince almendras, una rebanada de pan “cateto” (pan de pueblo), tres dientes de
ajo enteros, dos hojas de laurel, diez granos de pimienta negra, un vaso de
vino blanco (uso un fino Montilla-Moriles), dos vasos de agua, sal, aceite de
oliva virgen extra ( a ser posible malagueño, como solían hacer mis mayores, de
la Axarquia alta).
Los pasos a seguir:
En una cacerola con aceite de oliva virgen extra (que
cubra el fondo), freir los trozos de conejo, que queden doraditos por todos
lados. Retirar y reservar.
En el mismo aceite los dientes de ajo (pelados) y enteros sin que
se llegue a quemar, retirarlos y en el mismo aceite freir las almendras (sin quitarles
la piel, con cuidado de que no se quemen, porque amargaría la salsa) retirar y
reservarlas junto con los ajos.
Una vez retirados los ajos, a continuación dorar la rebanada de pan.
En la minipimer
(antiguamente se hacia majándo todo en un mortero), poner las almendras, los
ajos, el pan, el vaso de vino blanco y otro de agua; salar al gusto y pasarlo
todo de forma que queda una salsa bien finita.
Volver a echar
el conejo en la cacerola, agregar la salsa y los dos vasos de agua restantes.
Añadir el
laurel y la pimienta negra, rectificar de sal y llevar a ebullición, manteniéndolo
a fuego lento unos veinte minutos aproximadamente (cuidando que la salsa no
quede muy reseca, si es necesario añadir un poco más de agua caliente),
procurando que la salsa no espese demasiado.
Servir con
patatas fritas.
¡¡ Buen
provecho !!...
Y recuerden,
que “nunca les den gato por liebre”.
La diosa Bast,
está también en mi cocina (me la traje en uno de mis viajes a Egipto), Ella no podía faltar en Mi cocina virtual .
Pais por el que tengo una pasión especial y al
que volví en tres ocasiones.
8 comentarios
Una receta deliciosa!
ResponderEliminarOtro de mis platos favoritos, que rica carne y deliciosa salsa
ResponderEliminarUn plato delicioso con esta crema buenísima.Besosss
ResponderEliminarLas salsas con almendras me gustan mucho Toñi, pero hoy me vas a permitir que del conejo pase, no es porque no me guste, es que tuvimos uno de mascota y ahora no puedo comer su carne.
ResponderEliminarBesos.
espectacular. eso le falta un bollo al lado pa mojar la salsa ;)
ResponderEliminarUmmmmmmmmmmmm con lo que me gusta el conejo te dejaba el plato mas limpio que lavado con calgonit jajaja ,seguro que estaba de muerte relenta .
ResponderEliminarMi marido no come conejo si no es de los que cria mi tia pues es de los que dice que vete a saber tu si no sera gato en vez de conejo cosa que ya decia mi suegro ,asi que el se quedo con la copla jajaja.
Mi abuelo decia que una vez fueron a comer a una casa y cuando teminaron de comer les dijeron que si les gustara el guiso y al responder que si les dijeron que era gato asi que antes con la escasez mas de uno se comio gato y zorra , que por cierto mi abuelo decia que en el guiso no se distinguia si era gato o conejo .
La diosa Bast es preciosa,me encanta .
Bicos mil wapa.
Una receta deliciosa, yo me la llevo que a mi marido le encanta el conejo y tu receta seguro que le gusta.
ResponderEliminarBesos. Lola
que buena pinta tiene este plato.
ResponderEliminarMuchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.