PULPITOS ENCEBOLLADOS
Y sin apenas darme cuenta van avanzando los días,
va quedando poco de un Agosto caluroso, que éste año nos ha llegado lleno de
días de ”terrá”, día tras día de viento
caluroso y seco, que a veces nos deja sin respiración, un calor que ha ido
entrando con vehemencia, donde los termómetros han alcanzado cotas muy altas,
dejándonos a los malagueños predispuestos al descanso, a buscar el frescor de
las sombras de los parques, de la brisa de la mar o de las noches estrelladas
acompañadas por el cantar de los grillos que orquestan a partir de la caída de
la tarde, con la cálida y suave luz del atardecer malagueño que huele a jazmines
y a dama de noche.
Va pasando el verano, se va alejando el mes
de las vacaciones por excelencia, Agosto languidece como languidece la puesta
de sol cada tarde en el rebalaje, a la orillita de la mar, donde como cada año
disfruto viendo pasar las trahiñas camino del puerto, dejando volar mi mente,
volviendo a recordar episodios de mi niñez a través de esos paisajes marinos,
tan entrañables.
Voy dejando pasar el tiempo, saboreando la
calor, saboreando los minutos, cada segundo de cada tarde junto al mar, donde también
tengo tiempo para echar en falta la rutina diaria del invierno, viendo pasar mi
vida, junto a mi marido, en nuestras calitas, en la playa, a su lado;
rememorando el frescor del invierno, la lluvia, el otoño que se nos acerca, el “veranillo
de los membrillos” como decimos los malagueños, cuando aún podemos ir a la
playa y disfrutar al unisono del olorcillo a castañas asadas, o de la fina
lluvia de las tardes otoñales.
Nadando entre las olas, buceando y recordando la lluvia,
siento oleadas de frescor en éstos días de agosto, días en los que llegamos a rozar los cuarenta
grados de media; aunque no debo quejarme del calor, vivo el verano, descanso,
me relajo y me preparo para volver a lo cotidiano.
Mientras sigo viendo cada tarde, desde mis calitas, junto a los roqueos, sentada en los chinorros del rebalaje, el volver de los barcos pesqueros a Fuengirola, a su puerto, ésas “trahiñas” tan marengas, tan marineras, esos barquitos que pasan en el horizonte, barcos de arrastre, ése arte de pesca por excelencia del Mediterráneo junto con las de anzuelo: palangre, chambel, curricán, las de enmalle y nasas que se lleva a cabo desde la costa o muy cerca de ella, pesca que suministran nuestras cocinas de los frutos marinos malagueños.
Mientras sigo viendo cada tarde, desde mis calitas, junto a los roqueos, sentada en los chinorros del rebalaje, el volver de los barcos pesqueros a Fuengirola, a su puerto, ésas “trahiñas” tan marengas, tan marineras, esos barquitos que pasan en el horizonte, barcos de arrastre, ése arte de pesca por excelencia del Mediterráneo junto con las de anzuelo: palangre, chambel, curricán, las de enmalle y nasas que se lleva a cabo desde la costa o muy cerca de ella, pesca que suministran nuestras cocinas de los frutos marinos malagueños.
Uno de los productos que podemos disfrutar son los pulpos, una especie tan apreciada gastronómicamente y cada vez
más escasa en nuestras costas, que solo cría una vez en su vida, una
corta vida, de 1 a 3 años, una única puesta estimada en 100.000 a 500.000
huevos, a la que la hembra ejerce unos cuidados maternales como protección
contra depredadores, limpieza y oxigenación de los huevos, pudiendo este
periodo prolongarse de 25 a 125 días.
“Mi cocina” virtual está sufriendo lánguidamente,
tranquilamente de unas merecidas vacaciones estivales, aunque en la real se
sigue cocinando casi cada día, continúo preparando y recopilando recetas,
platos que van esperando pausadamente, sin prisas ésa rutina que nos espera
pasado el entrañable y caluroso mes de Agosto.
“Rompo” el descanso, para saludar a quienes siguen el blog y
compartir éste rico y malagueño plato.
¿Cómo lo hice?
Enjuagar los pulpitos, que deben estar enteros y reservarlos. Debo recordar que la cabeza debe considerarse
que está “rellena” naturalmente de frutos del mar (pequeños peces, gambitas y custráceos)
de lo que se alimentan los pulpos; éste “relleno” les da un sabor muy especial,
realmente exquisito.
Cortar una cebolla en juliana y dos o tres dientes de ajo en
láminas.
En una cacerola plana o sartén echar un buen chorreón de
aceite de oliva virgen extra (malagueño a ser posible, actualmente estoy usando
de la zona de Antequera) de forma que cubra el fondo.
Echar la cebolla y los ajos, salar y dejar pochar a fuego
lento (que no se quemen).
Antes de que se llegue a dorar la cebolla y los ajos,
agregar los pulpitos y remover durante dos o tres minutos.
Añadir un vaso de vino blanco (uso un fino Montilla-Moriles)
y uno o dos vasos de caldo de pescado (receta de un emblanco).
Agregar dos o tres hojas de laurel y cinco o seis granos de
pimienta negra.
Probar de sal y llevar a ebullición dejándoles cocer unos
veinte minutos, hasta que estén tiernos y la salsa haya reducido.
Servir acompañados de un arroz blanco, patatas al vapor o
fritas.
¡Y de postre, la fruta propia de éste mes en mi tierra: higos
de la reina y uva moscatel malagueña!
Disfruten de Málaga, de sus productos, de sus fiestas, del
sol, de la mar……. Hasta mi regreso al blog, que espero sea muy prontito
nuevamente……
Gracias por sus visitas.
15 comentarios
Un placer leerte y ver como disfrutas del verano al ladito del Mediterraneo. El platito de pulpo riquisimo como todo lo que sale de esa cocina malagueña. Ni te cuenco esos higos y esas uvas, cúanto hecho de menos Málaga.
ResponderEliminarUn beso preciosa y hasta la vuelta
Esto con una cervecita fresquita que bueno.
ResponderEliminarSaludos
Buenisimos esos pulpitos , me han encantado, un beso
ResponderEliminarTanto los pulpitos como los higos y las uvas, hacen para mi gusto personal, un menú de lo más completito. Que bien te me cuidas, hija mia.
ResponderEliminarbiquiños
Como siempre, otra preparación estupenda con una presentación de 10.
ResponderEliminarSaludos
Jorge.
Que cosa más rica, hace tiempo que no los cato, voy a ver si los encuentro por aqui, me encantan pero en Sevilla así pequeñitos son dificiles de conseguir. Besos y sigue disfrutando que ya queda poco, besos
ResponderEliminarMmmm como me gustan los pulpitos así...!
ResponderEliminarY que descripción tan fantástica que haces del verano!
Ha sido una maravillosa degustación tanto gastronómica como literaria que le ha dado un punto de picardia a este mes de agosto. Gracias preciosa y muchos besos!!
ResponderEliminarA partir de ahora uno de mis Blogs dedicado a Málaga (Sueños desde la Bahía) tiene un lugarcito para el tuyo que me ha gustado mucho sobre todo esa entrada donde describes tan bien las tardes junto a la playa y las barquitas recogiendo el copo. Un abrazo, espero contar con tu presencia como seguidora...
ResponderEliminarhttp://eldiariodesu.blogspot.com.es/
http://purochokolat.blogspot.com.es/
Pues me encanta el plato y el postre, delicia pura y equilibrada.
ResponderEliminarEsos pulpitos son bastante difíciles de encontrar, qué ricos!!!
Me encantan los pulpitos encebollados y los higos ni te digo.
ResponderEliminarQue vaya bien lo que queda de verano y si Dios no lo remedia con muchísima calor.
Las vacaciones blogueras no te han durado mucho y es que ésto es como un niño pequeño, al que hay que cuidar y mimar. Cuando los dejas descansar unas semanas te queda un cierto desasosiego. A mí al menos me pasó eso el año pasado pero aprendí que esto no es un trabajo, ni la Universidad. Nadie nos va a pedir cuentas , sólo nostr@s mism@s. Nos podemos relajar y olvidarnos de él durante un tiempo. Todo queda por venir...
ResponderEliminarMe alegro de que vuelvas y que sigas recreándonos ese mundo marinero que tan bien dominas. Welcome home Carmen Rosa.
La receta la voy a probar con unos pulpitos que congelé el otro día. ¿Debemos congelarlos antes o el vino ayuda a ablandarlo? Me queda esa duda. Saludos Pepa
Pepa, gracias por tus siempre cariñosas palabras....eres un cielo.
EliminarSobre tu duda te comento: éstos pulpitos pequeños que encontramos en nuestros mercados malagueños no hay que congelarlos, solamente con la cocción quedan super tiernos. Ahora bien, los grandes (que suelen llegar vivitos) suelo tenerlos en el congelador unos dias, ayudan a que estén más blanditos y sobre todo porque no puedo consumirlos todos en el mismo dia....todo hay que decirlo.
Un fuerte abrazo.
Tu si que sabes disfrutar del verano malagueño, con su olor. su color y su sabor. Estos pulpitos son un verdadero manjar, seguro que resultaron una delicia.
ResponderEliminarUn besito.
Que buenos, me gustan mucho pero tengo poco tino al hacerlos, probaré con tu receta.
ResponderEliminarBesitos
Muchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.