HOJALDRE RELLENO DE CREMA DE CAFE CAPUCCINO
Cuando la tarde languidece, renacen las sombras
y en la quietud los cafetales vuelven a sentir
y en la quietud los cafetales vuelven a sentir
es la triste canción de amor de la
vieja molienda
que en el letargo de la noche parece
decir.
Una pena de amor y una tristeza
lleva el zampo Manuel en su amargura
pasa incansable la noche moliendo
cafe.
Ella molía los oscuros y crujientes granos de café apoyando el molinillo en su vientre, dándole vueltas con energía y con tanto arte que lo usaba como melodía, acompañamiento de ésta vieja canción.
Mi madre era alta, hermosa, de tierna mirada y dulce sonrisa, a quien le gustaba canturrear en todo momento viejas canciones, con aquella voz melodiosa. Disfruto recordándola, me viene a la memoria en cualquier momento del día, cuando creo verla en algunos de mis reflejos al mirarme al espejo o al contemplar a mi hija, que en gran medida es su vivo retrato; cuando entro en mi cocina y aspiro los olores, un sabor, un aroma, cualquier plato que ella me fue enseñando. Aquellas recetas sencillas, humildes, tradicionales que preparaba con tanto cariño.
Momentos que invaden mi alma.
Uno de esos olores es el café.
Ese intenso olor a café recién molido, que preparaba en su rojo pucherete, pasándolo a un jarrillo a través de un colador, donde quedaba la negra zurrapa.
Mi madre era alta, hermosa, de tierna mirada y dulce sonrisa, a quien le gustaba canturrear en todo momento viejas canciones, con aquella voz melodiosa. Disfruto recordándola, me viene a la memoria en cualquier momento del día, cuando creo verla en algunos de mis reflejos al mirarme al espejo o al contemplar a mi hija, que en gran medida es su vivo retrato; cuando entro en mi cocina y aspiro los olores, un sabor, un aroma, cualquier plato que ella me fue enseñando. Aquellas recetas sencillas, humildes, tradicionales que preparaba con tanto cariño.
Momentos que invaden mi alma.
Uno de esos olores es el café.
Ese intenso olor a café recién molido, que preparaba en su rojo pucherete, pasándolo a un jarrillo a través de un colador, donde quedaba la negra zurrapa.
Muchos días, por
donde vivo suele oler intensamente a café, ése riquísimo olor que desprende el
café recién hecho y aspiro profundamente, canturreo la canción y pienso: ya
están tostando café. Y es que hay un
tostadero de café…uno de los poquísimos que quedan en la provincia de Málaga;
aunque parezca inaudito aún lo tuestan aquí y se comercializa con un precioso
nombre, Carambuco.
Igual el nombre
comercial, la empresa lo tomó de una de los oasis botánicos de la capital
malagueña, la finca Carambuco; una hacienda casi limitrofe del tostadero de
café. Ésta hacienda ha sido y es el
prototipo de finca que la burguesía malacitana de principios del siglo XIX,
tenía en ésta zona de la capital; un espacio de gran belleza, una zona de
protección arquitectónica, con hermosos jardines hispano árabes, con fabulosas
y románticas avenidas de hermosos y centenarios árboles.
La finca perteneció a
la familia Gross, a quiénes se la compró
Julio Caro Baroja (historiador y antropólogo) gracias a su futuro vecino y gran
amigo del hipanista Gerald Brenan; en élla se han cuajado múltiples libros de
las letras españolas
Carambuco, el nombre de ésta finca
malagueña, nombre del café que la perfuma hoy en dia, junto con el olor de las
acacias de las Indias, la “Acacia farnesiana”, ésa planta que los malagueños
llamamos “mimosa”, de brillantes flores amarillas, apiñadas en densas y
mullidas bolitas, muy perfumadas que con frecuencia cubren el árbol, dando la
sensación de una masa amarilla, el carambuco.
A carambuco y café huele las
calles……y a café huele “Mi cocina” cuando preparo éste bocadito de
hojaldre…..recordando a mi madre moliendo café, cuando languidece la tarde y
renacen las sombras.
¿Cómo lo preparé?
Para quienes se aventuren a
preparar el hojaldre, les aconsejo sigan estos pasos, ésta receta tan bien
explicada por Sú, del blog Webos fritos, al que en anteriores ocasiones ya he
hecho referencia.
Francamente,
yo usé hojaldre (fresco, no congelado) de una reconocida “gran superficie” y he
de ser sincera, el resultado es bastante bueno y rápido (esto último es obvio,
cae por su propio peso).
Cortar
el hojaldre dándole la forma que gusten, en ésta ocasión los corté cuadrados.
Pintarlos
con huevo batido, meterlos en el horno, encima de papel especial para hornear y
cocer durante unos quince minutos aproximadamente a 180º C (dependiendo del
horno) o hasta que estén doraditos.
Sacar
y dejarlos enfriar en una rejilla
Mientras
preparar la crema:
Mezclar
con la batidora dos huevos, un vaso de leche, tres cucharadas soperas de
azúcar, una cucharada sopera, rasa, de maizena y una cucharada sopera de
preparado para “café capuccino” (lo venden en cualquier gran superficie),
procurando que quede homogénea la crema.
Ponerla
en una cacerola y removiendo constantemente llevar a ebullición durante uno o
dos minutos.
Apartar
del fuego y reservar.
Cortar
los cuadraditos de hojaldre por la mitad y rellenarlos con la crema, volverlos
a cerrar y espolvorear con café soluble (usé
Nescafé) (generosamente) y azúcar glas.
¡¡
Les deseo un dulce comienzo de semana !!
Y como añoranza, he buscado en la red unas fotos exactas del tipo de molinillo y pucherete con el que preparaba mi madre el café.....
15 comentarios
Un molinillo muy parecido todavía anda por casa de mi abuela, qué recuerdos. Esta receta me ha encantado así que me la apunto.
ResponderEliminarUn besito desde Las Palmas.
A mi nuera que le gustan estas cosas le di uno de mi madre, y acabo de ver tu comentario en el movil, justo cuando estaba abriendo tu blog, asi que dile a tu hija que estan buenisimas, y que quedan crujientes y por muchos dias, (si llegan) esta crema me encanta, y me llevo la idea con tu permiso, besitos
ResponderEliminarTe quedaron muy bien, y ese relleno fantastico, te lo copio, con tu permiso.besos
ResponderEliminarUnos hojaldres buenísimos para acompañar con un capuccino o con una buena taza de chocolate.
ResponderEliminarEste molinillo todavia lo tenemos en casa y mi hijo cuando va de viaje y trae café lo muele en el.
Qué buena pinta tiene ese hojaldre! debe tener un sabor increible! :)
ResponderEliminarUn beso paisana!
El hojaldre siempre me ha encantado y ya con el relleno que nos pones hoy tiene que ser una delicia.
ResponderEliminarSaludos
!por donde empiezo!?,que bien escribes hija mía! yo uso el hojaldre ese famoso que es muy bueno,mas cómodo que se le va a hacer,sabes? tengo dos molinillos de esos de tu foto,en Sabinillas,los domingos hay un rastro donde me gusta ir,y los compro alli,por 3 euros o 4,tengo uno azul y otro rojo,me gustan.
ResponderEliminarLa receta es riquisima,me gusta mucho,soy muy cafetera,jeje.
En respuesta a tu comentario en mi blog,sí,tengo muchos libros,no él que me dices,además me ha salido un poeta,mi hijo escribe,y lo hace bien,a ganado algún que otro premio,devora libros,en la Fnac de Marbella,nos plantamos mi marido y yo con su lista de reyes (sólo pide libros)y los volvemos locos,y ha estudiado Hispánica,pero se me ha ido a Amsterdam y intentar vivir...........besitos desde estepona
Que entrada tan bonita, cuanto sentimiento...
ResponderEliminarY la receta estupenda, como siempre.
Un beso guapa.
Un hojaldre con una crema muy buena, te ha quedado fenomenal.
ResponderEliminarBesos
Cocinando con Montse
A mi es que el hojaldre me gusta con todo reina, tanto dulce como salado. Así que con esta maravillosa cremita de café capuccino se fijo que me pondría lo que se dice: !!morá!!
ResponderEliminarbiquiños encanto
Que entrada más bonita nos has dado. He de decir que yo debo ser muy rara porque soy de las pocas personas que conozco a la que el olor del café y el café en sí no le gusta nada :-( es más cuando subo por las escalera y lo huelo suelo torcer la nariz.
ResponderEliminarLa crema la he probado alguna vez y está rica porque no sabe muy fuerte. Este postre que nos has preparado se ve delicioso.
Un besín.
El hojaldre me gusta mucho, el café también, así que todo junto tiene que ser la bomba.
ResponderEliminarbesos
me encanta el hojaldre y ese relleno me parece buenisimo!
ResponderEliminarsaludos.
Hola guapi!! Nos has puesto una entrada preciosa. El hojaldre en casa hasta se come "a palo seco" sin na de na, por eso me apunto tu receta tan rica para tener otra manera de rellenar el hojaldre que segurisimo nos va a encantar. Besos :)
ResponderEliminarUna entrada llena de guiños a un pasado reciente, yo también recuerdo ese molinillo, como el que tenía mi abuela.
ResponderEliminarEl hojaldre que rico queda siempre y con el saborcito a café, para ir cantando la canción mientras los comemos.
Besos.
Muchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.