ARROZ CON CONEJO AL ESTILO DE LOS MONTES DE MALAGA
El cielo encapotado le daba al día un color gris plomizo, se escuchaban las “marejales” rompiendo en el rebalaje de la playa como música de fondo cansina, que acompañaba el soplar del frio viento dando el compás a las hojas de los viejos eucaliptos; eran continuos quejidos por el crujir de las frondosas ramas. A lo lejos se escuchaba el pitido del tren que no tardaría en pasar por las cercanas vías, dándonos también su característico sonido, chu-cu-chu-cu-chuuuuu.
Desde las estrechas ventanillas nos miraban al pasar, algunos chiquillos nos decían adiós con la mano; parecían pequeñas figuras borrosas, casi fantasmagoricas a causa del vapor de la chimenea del tren que envolvía los vagones a su paso.
Aunque era media tarde, casi anochecía. Mi madre me agarraba de la manita y a mi hermano sentado a horcajadas en su cintura, pegó con la aldaba con fuerza en una de las dos grandes puertas, también de color gris , una, dos, hasta tres veces; por fin se escucharon unos pasos y el crujir de la madera mientras se abría.
Caminamos por el oscuro y corto pasillo, las dos puertas a cada lado, las habitaciones estaban cerradas, quien nos acompañaba abrió la puerta que daba al patio. Era como un claustro, alrededor había dos habitaciones, una puerta que daba al “excusado”, en el centro un gran pozo tapado con maderas y a la izquierda estaba la cocina, por fin aunque tenúe había luz en la casa.
La cocina era una estancia grande, de blancos y pequeños ladrillos hasta media altura y el resto encalada, en el centro bajo una bombilla adornada con papelillos de colores estaba dispuesta la mesa camilla, en el centro daba calor un brasero donde ardían las ascuas de carbón y el negro picón. Alrededor, la gruesa abuela y sus dos hermanas vestidas de negro, con grises e impolutos delantares de cuadritos, peinaban canas en un coco recogido en la nuca.
Junto a ellas, mi amiga Elisa y su sonriente madre nos esperaban para merendar. Grandes tazas con leche de cabra, chocolate, pan con aceite y alguna torta de algarrobo estaban preparadas sobre el mantel de hule, colocado sobre una especie de manta que cubría la mesa camilla.
Con mis cinco o seis años, mi madre, mi abuela y mi madrina me habían enseñado a recitar y sobre todo a cantar todos los viejos cuplés de los años 40, 50 o vaya Vds a saber de qué época y como era habitual me pedían que cantara e imitara a las antiguas artistas de la época de “Maricastaña”…. Y allí, estaba yo haciendo de artista y con todas embobadas escuchando las antiguas canciones.
Fuera el cielo se ennegreció, iluminándose con rayos y oyendose sus estrepitosos truenos, dejándonos sin luz, sólo con la llama de una vela.
Quedó todo lo que ocurrio gradado en mi memoria, sobre todo lo que ocurrió a continuación: una de las señoras mayores, empezó a contar cuentos e historias antiguas; una de ellas, comenzó a rememorar aquella que decía, que en un día como aquel de frio, lluvia y viento, una madre estaba con su hija pequeña en una habitación que yo me imaginaba de madera en un primer piso, con viejos escalones y escuchaban:
¡¡ Mamaita ura, ura….que te arranco la “asaura” !!; la hija, asustada preguntaba: Ay, mamaíta ¿quién será?....y la madre la consolaba diciéndole: No te preocupes, hijita, que ya se irá….. Volviéndose a escuchar nuevamente la extraña voz: No, me voy, que por el segundo escalón voy!!!!.....Y nuevamente la hija asustada, rogándole a su madre le decía…. Ay, mamaíta, mamaíta quien ¿será?......y así sucesivamente.
No recuerdo el final….pero sí, que aún hoy en día me acongoja la historia y se me quedó la frase: ¡¡ Mamaita ura, ura…que te arranco la “asaura” !!
Quizás, es por ella, que cada vez que preparo conejo, le quito “las asauras” la repito. Me viene a mi memoria, aquella fría tarde de invierno en casa de mi amiga de la infancia, Elisa Mari. Aquella amiga que encontré al cabo de 30 años en la puerta del Colegio El Limonar, donde estudiaban nuestros hijos; éramos casi vecinas. Ella fue mi primera amiga, mi amiga de la infancia, eso tampoco se olvida.
Como no puedo olvidar como preparaba mi madre éste arroz con conejo, al estilo de los Montes malagueños.
¿CÓMO LO HICE?
En una cacerola plana echar aceite de oliva virgen extra de forma que cubra la base, (en ésta ocasión puse aceite de Periana, malagueño, era el único que se usaba en casa de mis padres) y echar los trozos del conejo, salándolos al gusto para que se vayan friendo (deben quedar doraditos).
Mientras en un mortero machacar tres o cuatro dientes de ajo, cinco o seis clavos y un poquito de perejil.
Cortar en tiras medio pimiento morrón (rojo) (si es pequeño uno entero) y rallar uno o dos tomates maduros (la cantidad depende del tamaño).
Cuando esté el conejo doradito, agregar en la cacerola el “majaillo” y los pimientos y sofreírlos junto con los trozos de carne, remover y sofreír unos minutos.
Añadir el tomate, dejarlo varios minutos y echar una cucharada de pimentón (pimiento molido dulce) un chorreoncito de vino blanco (usé un fino amontillado Montilla-Moriles) y remover todo de forma que se despegue del fondo lo “quemaillo” si hubiese.
Pasar la carne y el refrito a la paellera.
Mientras calentar agua, que llegue a hervir.
Echar en la sartén el arroz (dos puñados por comensal) (me gusta usar la marca La Fallera de grano grueso especial para paella) g e ir añadiéndole el agua hirviendo (el doble de volumen de agua que de arroz).
Agregar azafrán y llevar a ebullición manteniéndolo a fuego fuerte diez minutos, en éste momento probar de sal y rectificar si fuese necesario; bajar el fuego y dejar quince minutos a fuego lento.
(Si fuese necesario a media cochura añadir más agua, que ésta esté hirviendo).
Apartar del fuego, tapar el arroz con papel de aluminio y dejar reposar unos minutos.
La asadurita del conejo frita, junto con los riñoncitos, antes de añadir absolutamente nada, es el aperitivo especial para mi marido....le encanta y yo disfruto preparándoselo.
¡¡ Buen provecho y buen fin de semana !!
21 comentarios
Hija mía de mi vida, la entrada de hoy es maravillosa, me ha parecido sentarme contigo y beberme la leche de la merienda a tu lado.. todas son bonitas pero la de hoy me ha transportado a tu infancia con una facilidad pasmosa.
ResponderEliminarY el arroz lo mismo, sencillamente está pidiendo un vasito de vino y sentarse en el cortijo a comer con los amigos, degustando tu receta, compartiendo felicidad.. cuando he disfrutado hoy contigo! Besitos
Una historia muy bonita y un arroz excelente, la verdad es que siempre he cocinado el arroz con conejo de otra forma y esta se ve genial.
ResponderEliminarbesos
Como siempre, la narración estupenda y muy bien llevada hacia la asadura, pero la historia debe ser muy popular porque yo la conocía y me imagino que me la contarían en Galicia, cuando era un niño.
ResponderEliminarEn cuanto al arroz, que me gusta de cualquier manera, decirte que tiene una pinta estupenda, que seguro está muy rico y que las "fotos" son de sobresaliente.
Saludos y que pases un feliz fin de semana.
Jorge.
Muy apetitoso.
ResponderEliminar;-D
Tiene una pinta increíble... mi abuela lo hacía riquísimo, muy parecido a este!
ResponderEliminarUn beso
Qué buena pinta tiene tu arroz con conejo. A mi me encantaba cuando mi hermano cazaba los conejos y mi madre hacía esas paellas, que todos decían. Ésta es la mejor paella, la hecha con conejo. Y era cierto ese sabor no se alcanzaba con otra carne.
ResponderEliminar¿tú lo haces con conejo de caza o de granja?
Qué disfrutes de este fin de semana que será lluvioso y donde esta paella será un plato exquisito. Besos Pepa
Um aspeto fantastico !
ResponderEliminarCertamente delicioso !
De nuevo otra vez a mi niñez, Ay, mamaíta,mia quien ¿será?, calla so retontona, tona, que ya se irá, parece que estoy oyendo la voz de mi madre.
ResponderEliminarEn tus entradas me veo tan reflejada que hay momentos que me dá hasta miedo, mi marido dice que es por la epoca, que todo el mundo vivia más o menos igual, pero yo estoy allí, donde tú.
Todavia me acuerdo de la descripción que hiciste de la cocina del cortijo de mi abuela, porque era clavaita hija!!!
El conejo no me puede gustar más, tambien se parece al que se hacia en casa, pero mi madre y yo si le ponemos las asauras. Un beso Carmen y que tengas un buen fin de semana
Que buenooooo!!! Como apetece y con todo lo que cuentas aun mas. Un abrazo
ResponderEliminarMe la llevo, que me gusta el conejo de cualquier forma.
ResponderEliminarExcelente receta.
Que bueno!!!en mi casa el arroz siempre triunfa y lo cocino mucho sobre todo en paella.
ResponderEliminarEste tuyo así guisado lo tengo que probar.
Buen finde guapa.
Como siempre un post fantastico me ha encantado tu relato pareciese estuviese al lado de tu madre tu hermano y tu esperando nos abriesen la puerta para metendar ese tazon de leche aunque supongo que seria de sus cabras con lo cual seria muy fuerte y no la podria tomar.
ResponderEliminarY la historia de la señora a mi me ha dado un poco de yuyu si llego a estar alli tampoco se me olvidaria.
El conejo con arroz deliciosoo lo que daria yo por poder tomar un platin me encanta el conejo pero como solo lo como yo en casa no lo hago casi nunca.
Bicos mil y feliz finde wapa.
Un arroz fantástico, con conejo queda muy bueno.
ResponderEliminarBesos
Cocinando con Montse
Cuando leo estas historias,me meto tanto,que casí estoy allí,ahora eso sí,eso se lo hacen a un niño ahora y lo traumatizamos!,actitud que antes no existía,mi abuela nos decía muchas palabrotas,(si lo lee Reme Reina lo sabrá) a ella le encantaba "recitarnos" sus palabrotas,y ninguna de sus nietas, somos de decirlas!.
ResponderEliminarMañana tengo previsto hacer conejo,pero son de monte,mas duros,aunque haré tu receta con ese clavo que me encanta,sólo que lo tendré que cocinar mas....besitos
Una historia preciosa y del arroz que te digo ...que me encanta, sobre todo como lo hacía mi abuela y ahora mi madre...Besos
ResponderEliminarsiempre nos cuentas cosas tan interesantes.. me encanta!! además siendo una vivencia tuya, es un poco nuestra ahora!!!
ResponderEliminarme llevo la receta del conejo, porque a lola le encanta!!!
un besote wapa,
espero que el 2013 haya llegado con una sonrisa!!
Ay niña que arroz más rico has hecho, me gusta de todas las maneras, pero éste se ve de cine.
ResponderEliminarBesitos
Qué buen color tiene ese arroz, chiquilla. Y super jugosito, como nos gusta en casa.
ResponderEliminarMuchos besitossssssssss
jajaja esa canción la tenía olvidada, me la cantaban mis hermanos para asustarme, y vaya si me asustaban.
ResponderEliminarEl arroz mi favorito con conejo, a mi me sale bueno pero mi madre lo bordaba, ella los hacía con los conejos que criaba.
Besitosss
¡Qué plato más rico Carmen!. Ya sabes que me encanta la carne de conejo y con arroz nos gusta mucho en casa -bueno a María con pollo, jajajaja- y no cabe duda de que has cocinado un arroz estupendo.
ResponderEliminarLa carne de conejo es muy saludable y es una pena que las buenas gentes tengan tantos prejuicios personales para degustar una carne excelente.
Besos y enhorabuena por el post.
Que manías tenian los mayores de contar historias y coplas de miedo a los niños, sobre todo las tardes frias de lluvias y tormentas. Yo me crié "traumatizada" y con miedo a los espitritus y fantasmas por culpa de mi abuela jajajaja... hoy me rio, pero que noches pasé de miedos... esas quedaron grabadas en mi mente y todavia recuerdo alguna que otra cancioncilla.... por supuesto nunca cantaré a mis nietos si tengo!!! jajajaja
ResponderEliminarEl arroz delicioso, es mi favorito, yo si echo la asadura, es mi tajada favorita y no perdono que nadie me la quite jajajaja.... besitossssssssss
Muchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.