ENSALADA DE CILANTRO Y LANGOSTINOS
He tenido la gran suerte en la vida de poder viajar por diferentes partes del mundo, pero es en Asia donde tengo la sensación de que mi existencia tiene lazos de unión con muchos de sus países, he llegado a sentir como si toda mi vida hubiera pertenecido allí, donde siempre que he vuelto me he sentido a gusto, en paz a pesar del caos de muchas de las ciudades que he visitado, lugares con infinita miseria al lado del lujo más extremo.
Cada sitio en los que he estado me ha dejado huella, sus paisajes, su historia, sus costumbres, la espiritualidad, la hospitalidad, la gastronomía, la cultura asiática en su totalidad, el calor de sus gentes, el afán de superación, su forma de ver la vida y es en Asia donde me han regalado más sonrisas.
Fue en Noviembre de 1994 cuando viajamos por primera vez a Thailandia, fue un viaje inolvidable, una experiencia realmente única…que volvímos a repetir tres meses más tarde.
En el primer viaje pudimos visitar templos budistas no incluidos en los itinerarios turisticos, fue en uno de ellos, donde entramos en una gran sala de meditación, mi marido y yo estábamos solos, sentados contemplando el lugar, disfrutando de los coloridos mandalas, de los maravillosos tangkas de seda bordados o pintados colgados de sus paredes en armonía con los dibujos de escenas de la vida del Buda, al mismo tiempo que aspirando el olor a sándalo, sintiendo las vibraciones del sonido de los mantras en nuestro ser.
Todo era paz y espiritualidad, cuando nos dimos cuenta de que en una esquina, en silencio estaba el superior del templo, quien meditaba sentado en una especie de pequeño púlpito de madera junto a una imagen de Buda. Al vernos nos hizo señal de que nos acercáramos, aún arrodillados ante él, en un inglés poco fluido nos preguntó de dónde éramos, de España, le contesté….con cara de asombro y sorpresa contestó: Ah!!! Barcelona… y charlamos durante un tiempo, interesado sobre nuestro país y costumbres.
Al despedirnos nos regaló una pulsera en señal de amistad, nos bendijo según su costumbre y me preguntó mi nombre…le dije: me llamo Toñi para los amigos.
Volvimos a Bangkok, había pasado tres meses y quisimos saludar al monje, entramos en el templo y llegamos a aquella sala en penumbra, pero en aquella ocasión había muchos fieles, en fila esperando la bendición de “nuestro” monje, pacientemente esperamos durante media hora hasta poder llegar a él, cuando me vió….con una gran sonrisa, ojos muy abiertos exclamó: ¡¡ Toñi !!
Algún día….volveremos, igual aquel dulce, paciente y sonriente monje se acuerda aún de mi nombre. Thai, siempre Thai….
Y no hay un sabor más característico, más unido a aquel viaje que el cilantro; para mí, el sabor del cilantro, es el sabor que en la cocina me hace viajar a Thailandia, es el sabor de los platos thailandeses.
Aunque con total seguridad la conocen, me aventuro a contar que el cilantro es la hoja de la planta joven cuyo nombre científico es Coriandrum sativum, una hierba de la familia del perejil, similar al anis.
El cilantro es probablemente una de las primeras hierbas utilizadas por el hombre, posiblemente desde el año 5000 a.C., fueron los Romanos quienes lo trajeron a Europa y fue una de las primeras especias que llegó a América.
Su sabor es suave, dulzón y ligeramente ardiente, con un claro matiz a cáscara de naranja. Las hojas y frutos verdes tienen un olor fuerte y fétido, de hecho el nombre de cilantro viene del latínn “Coriandrum” que significa “chinche” ¿las probarían antes de ponerle el nombre?.
Hoy en dia see cultiva en todo el mundo y es la más usada. Se le puede considerar tanto hierba como especia, ya que se utilizan sus hojas como hierba y sus semillas como especia. Sus semillas, huelen a sándalo, cedro, naranja y es uno de los principales ingredientes para hacer el curry.
El cilantro, también conocido como coriandro, perejil chino o árabe, culantro, cilandro…etc. es un clásico indispensable en Mi cocina.
En ésta ocasión la base de una de mis ensaladas preferidas de mi libro “cocina tailandesa” de la editorial Parangón, lógicamente, le doy mi “toque” personal como por ejemplo la carne de cangrejo la sustituyo por langostinos.
¿CÓMO LA HICE?
Preparar el aliño:
En un mortero, machacar un diente de ajo, unas hojas de cilantro y un trozo pequeño de jengibre fresco (en su lugar una cucharada pequeña de jengibre en polvo), añadir una cucharadita de salsa de pescado (se encuentra en cualquier tienda de alimentación asiática e incluso en grandes superficies) y el zumo de media lima (yo uso limón), mezclando bien todos los ingredientes.
Hacer a la plancha los langostinos, pelados y abiertos por la mitad (retirándoles la tripa) en una sartén con un poco de aceite de oliva, salpimentándolos previamente y reservarlos.
En un cuenco colocar brotes tiernos (lechugas, espinacas, rúcula, berros, etc.) y hojas de cilantro, añadir el aliño y remover.
Emplatar colocando los langostinos encima, unas yemas de espárragos blancos y salsear generosamente, regando con aceite de oliva virgen extra…..
Cierren los ojos, disfruten de Thailandia….
11 comentarios
Cualquier ensalada que lleve langostinos me parece ideal ^o^
ResponderEliminarBss
Con Especias
El cilantro le debe de dar un toque de lujo.
ResponderEliminarSaludos
tiene que estar buenísimo con el cilantro
ResponderEliminarÚltimamente he tenido muy poco tiempo para poder pasarme por tu blog, parece que si todo va según lo previsto tendre un poquito mas asi que intentare pasarme mas asiduamente,
riquisima combinacion y el toque de cilantro espectacular
ResponderEliminarQue historia tan bonita has contado del monje, estará aún allí, qué misterio y qué ganas de saber, verdad?
ResponderEliminarEsta ensalada seguro que está buenísima, a mi me encanta el cilantro y eso que lo descubrí hace relativamente poco.
Besos
Una super ensalada ii que pintaza tiene,saves por aqui el hinojo,el cilantro y alguna hierva mas es dificil de conseguir no es habitual verla...pero bueno haciendo algun cambio la ensalada estara igual de rica no??,la tu es un espectaculo....Besss
ResponderEliminarQué bonita la historia con el monje y qué memoria, aún se acordaba de ti.
ResponderEliminarA mi el sabor del cilantro me cuesta, si es en pequeñas cantidades me gusta, pero demasiado no tanto.
Besos.
Es curioso como gusta escuchar nuestro nombre en los labios de otra persona cuando te reconocen, si encima el suceso se enmarca con todo el decorado que también nos has descrito, pasa a formar parte de esos momentos de la vida que una tiene, los que no se olvidan y siempre nos arrancan una sonrisa y los ojos se nos humedecen con el recuerdo.
ResponderEliminarNo me extraña que trates de evocarlo en tu cocina, con los sabores y las fragancias la mente vuela a paises lejanos y la inspiración se alía con el bienestar para conseguir resultados tan brillantes como esta maravillosa ensalada de langostinos.
Un besazo enorme!!
Madre mia a mi esas cosas me parecen mágicas que ese hombre recuerde tu nombre!, entre el sitio y la experiencia,tiene que ser un momentazo inolvidable.......uff.,la ensalada también me gusta!...besos
ResponderEliminarLo tengo grabado en video...fue sorprendente, no hablaba español y francamente lo unico que conocía de España. era el nombre de "Barcelona" por las Olimpiadas en el 92.....
EliminarQue historia !!! me a encantado y emocionado, igual vuelves y se acuerda seguro. Tu plato para mi perfecto. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.