LENTEJAS ESTOFADAS CON SETAS

La paz no es algo que deseas, es algo que creas, algo que haces, algo que eres, y algo que regalas (Jhon Lennon)
Aún casi no había amanecido cuando nos preparábamos para acudir a su llamada; un desayuno frugal con algunos visitantes de Australia, Alemania y Reino unido fue el preludio de un día que se presentaba luminoso; los primeros rayos de Sol traspasaban la humedad del amanecer pintando de un color dorado los edificios de aquella edificación de tipo colonial, llamada “Guest House” donde nos alojábamos en Beas, India. 
Un hermoso y cuidado jardín perfumaba el recinto mientras los cantos de los pájaros nos regalaban los oídos con sus melodías.

Él dio instrucciones para que mi marido y yo siguiéramos sus pasos.  Caminaba despacio, sus manos unidas por las palmas, a la altura de su corazón, realizando el mudra del amor, el atmanjali mudra, mientras nos dirigíamos hacia aquel imponente edificio donde ya esperaban desde hacía horas sus seguidores.  (Unir las manos en posición de rezo, se utiliza para hacer oración o como gesto de plegaria, por lo que se suele realizar para hacer peticiones estando en conexión con nuestro Ser más profundo; aunque realmente su potencia máxima se obtiene al mantener las palmas de las manos unidas y elevarlas por encima de la cabeza. La mano derecha simboliza la sabiduría, la energía superior o el espíritu, la mano izquierda simboliza lo terrenal).

Caminaba tras Él, junto a Él, ese era su deseo.  Antes de entrar a aquel imponente hangar dio
 instrucciones a algunas personas de su séquito: Toñi que se suba de pie, justo detrás de mí, para que sus ojos puedan contemplar cada detalle de la ceremonia, del Satsang. 

Miles, cientos de miles de personas, sentadas sobre un suelo alfombrado, creyentes y seguidores meditaban, rezaban o simplemente esperaban con recogimiento su presencia. Mientras se escuchaba de fondo el armonioso sonido del rezo cantado por una suave voz que resonaba en el interior de la grandiosa edificación.

No me separaba de Él,  le seguía cuando se sentó mirando hacia aquel público quienes unieron sus manos al unísono, con solemnidad y emoción contenida. El silencio se apoderó del lugar mientras todos dirigían sus ojos y sus plegarias hacia el Maestro.
La intensidad de su presencia llenaba el recinto con un manto casi tangible de espiritualidad, de reverencia, repleto de emociones contenidas; una constante quietud parecía estar fluyendo a mi alrededor mientras que se percibía una gran paz penetrando en los confines internos de cada persona, como si una fuerza poderosa comenzara a llenar la sala donde los satsanguis no podían retirar su mirada de su imponente presencia, todo Él vestido de un impoluto blanco.

Los cánticos y los rezos se fueron convirtiendo en sonidos melodiosos que impregnaban mi alma, me hicieron sentir trasladado mi espíritu a un plano superior, lleno de paz, de tranquilidad y de amor.

Miraba aquella figura a los miles y miles de seres que con inusual rectitud fueron pasando en fila, uno tras otro, con lágrimas en los ojos, uniendo sus manos, rezando e intentando transmitirle todo el amor que un ser humano pueda o sepa dar en un segundo, un minuto, un suspiro……y yo, ante aquella multitud, al lado del Maestro lloraba, mi corazón estaba lleno de tanto, tantísimo amor que no pude dejar de llorar hasta que finalizó el Satsang.

(Satsang, del sánscrito “sat”: verdad y “sanga”: compañía. La filosofía hindú indica que Satsang significa asociación o encuentro con la verdad.

Mi respeto hacia ésta filosofía la tengo arraigada desde aquellos años 70 en que les conocí, cuando supe de éste “camino” espiritual; pero mi amistad, mi admiración y cariño hacia el “Maestro” comienza hace más de 30 años, cuando aún Él no sabía que estaba predestinado para ser el “Pastor” de un gran rebaño de almas.

Han pasado 22 años desde que Él nos invitó a India, un mes de Abril del 2000; junto con su familia fueron nuestros anfitriones, nos hicieron descubrir una parte de su vida, de sus responsabilidades, de su espiritualidad, su generosidad ofreciendo un refugio real y espiritual; su persona y todas las instalaciones hospitalarias, un oasis en medio del desierto de la existencia mundana material.

Él es mi amigo, Él es y seguirá siendo para mí y mi marido: “Gugú”, un buen compañero, una bellísima persona, un ser realmente único, una persona muy especial que siempre estuvo y estará en nuestro corazón, en nuestros recuerdos y en la memoria.

Ellos, los satsanguis, los seguidores de ésta filosofía oriental, al igual que la inmensa mayoría de los hindúes, son veganos, totalmente vegetarianos y cada vez que preparo un plato sin absolutamente nada procedente del reino animal, recuerdo su filosofía y mi experiencia gastronómica con ésa parte de mis grandes amigos que siento en mi alma, en mi espíritu y en mi corazón.

Hoy unas LENTEJAS ESTOFADAS CON SETAS…..¿Se animan a probarlas?
¿CÓMO LAS HICE?

INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:

150 grms. de setas variadas (he usado níscalos – robellón y chantarela, 2 vasos medianos de lentejas pardina, un tomate grande maduro, media cebolla morada, cuatro dientes de ajo, medio vaso pequeño de aceite de oliva virgen extra, una cucharada sopera bien colmada de pulpa de pimiento choricero, dos hojas de laurel, litro y medio de agua aproximadamente, sal y una ramita de cilantro fresco (si lo prefieren pueden usar perejil).
Consejo:

La proporción será de cinco vasos de agua por cada uno de lentejas (la ración habitual si vas a preparar la receta como plato único para dos personas), Es importante no quedarse corto de en la cantidad de agua para que las lentejas no se peguen en la cacerola. Si sucede ésto, puede añadir más agua, aunque eso sí, siempre caliente o el cambio de temperatura hará que las lentejas pierdan la piel.

Moverlas cuando ya se están cocinando puede arruinar el plato, porque las lentejas pueden romperse y perder la piel.

LOS PASOS A SEGUIR:

Limpiar con un paño húmedo las setas, retirando las posibles impurezas que puedan traer adheridas. Cortarlas en trozos más pequeños y reservar.
Rallar el tomate; picar los dientes de ajo y la cebolla reservando igualmente.
Cubrir el fondo de una sartén con aceite de oliva virgen extra, echar la mitad de los ajos y la cebolla pochando a fuego medio. Una vez que comience a dorar, incorporar el tomate y la pulpa de pimiento choricero, dejando pochar hasta que el refrito esté hecho.
Pasarlo al vaso de una batidora y a potencia máxima conseguir una crema lo más fina posible. Reservar.
En una cacerola poner las lentejas con agua y las hojas de laurel, llevar a ebullición a fuego medio.
Pasado unos quince minutos, añadir el refrito pasándolo por un colador, salar al gusto. Dejar que se vayan cociendo a fuego medio.
Mientras se terminan en otra sartén echar tres cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, poner al fuego e incorporar los ajos picados restantes y las setas. Ir removiendo hasta comprobar que se han ido dorando, con cuidado de que no se quemen. 
 Añadirlas a la cacerola, remover y comprobar que las lentejas estén tiernas.
Apartar del fuego y dejar reposar unos minutos. 
Picar las hojas de cilantro.   Servir el estofado caliente y con el cilantro picado por encima.
Es costumbre y tradición en Italia, servir en la cena de Nochevieja un plato de lentejas ¿no les parece que ésta es una buena opción para éstas fechas que se avecinan?


Fechas en las que se desea paz, amor y felicidad….sentimientos que desde “Mi Cocina” les envío e intento transmitir todos los días del año. Paz y amor siempre.

2 comentarios

  1. Contigo siempre aprendemos, me parece muy importante respetar otras culturas y no criticar porque tengan pensamientos distintos a los nuestros, en el fondo seguro que coincidimos en muchas cosas y paz y amor es algo que necesitamos.
    He comido algunas veces las lentejas con setas y están realmente buenas como ese plato que nos traes.
    Besos.

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    1. Tienes toda la razón: respeto. Ésa es la palabra. Y efectivamente la base es la misma en todas las creencias, paz y amor. No me extraña que tú las hayas probado, eres puro arte en la cocina, imaginación y buen hacer. Un abrazo y Felices Fiestas.

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Muchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
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