PAPAS EN ADOBILLO

“Si no llueve en febrero, ni buen pan, ni buen centeno.” (Refrán Popular)

El frio ha llegado para quedarse como cada año en éste mes de Febrero que llamamos los malagueños “febrerillo el loco”. No ha parado de llover durante días, eso ha sido bueno, falta que hace para el campo, para limpiar el ambiente, para llenar los embalses en la provincia; ha nevado en las cumbres montañosas que nos abrazan, La Maroma, la Sierra de las Nieves e incluso en la Sierra de Mijas. Estamos “arrecíos” de frio y ya no digamos la ventolera que nos ha dejado el levante, ése viento que tanto temen la gente de la mar que arrasa toda la costa, llevándose todo lo que encuentra a su paso.

Dicen que es consecuencia del cambio climático, aunque hasta donde llegan mis recuerdos, siempre Febrero se comportó igual, lluvia, viento, nieve, frio, temporales en la mar...lo dicho: Febrerillo el loco.

Un mes que invita estar en casa, a disfrutar del calor del hogar, a leer, a cocinar, a soñar y sobre todo a recordar. Hace pocas semanas, almorzamos con mi querida amiga Paloma Parrondo, nos une una amistad desde hace más de 40 años y ahora que lo escribo pienso, que el tiempo es un suspiro, vuela como una hoja movida por ésa ventolera del levante malagueño y hablamos de nuestras vivencias, de nuestros recuerdos, de épocas pasadas, de nuestras madres y literalmente me decía:

Yo si creo que todo esto es consecuencia del cambio climático y que nosotros tenemos gran culpa de ello. Recuerdo de pequeña que en mi casa se "reciclaba", sin ser consciente de ello. Cuando iban a comprar a la tienda, había que llevar el casco de la botella, ya fuera de gaseosa, o de cerveza vacío, para que no te cobraran el envase de la que comprabas. Todo el mundo tenía talega para el pan, huevera... Abundaban las cestas de dos asas para ir a la compra. El de la frutería te pesaba las manzanas, los plátanos... y lo guardabas sin plástico, allá lo ibas dejando caer. Como mucho te envolvían lo más delicado en cucuruchos de papel.

Mi madre llevaba, a veces, fiambreras para guardar el pescado fresco y que no se mezclara con el resto. Se hacían croquetas con la carne del puchero que sobraba, tortillas de coliflor, de calabacines, "paisana", depende de la verdura que no se hubiera terminado ese día o el anterior, para cenar. Quedaban boquerones, sardinas, pues escabeche al canto, o, tortilla de chanquetes. Como la leche se repartía fresca a diario, pues natillas, o arroz con leche. Y una vez por semana, para desayunar, pan frito. Por cierto, ese día me encantaba

Los jersey se deshacían y se volvían a tejer, las sábanas rotas se convertían en trapos de limpieza. Para limpiar siempre se usaba un trapo para el polvo y otro para los cristales, de algodón. Si, si, el de las sábanas viejas. O si no, se utilizaba el papel de periódico. Maravilloso para los cristales. Había lejía, jabón verde, amoniaco, y para de contar.

La ropa pasaba de mayor a menor, se ponían coderas, rodilleras, e incluso se le daba la vuelta a los cuellos rozados.     La imaginación y la inventiva de nuestras madres era fantástica.

Ahora hay toallitas de mil clases, para los culitos de los bebés, para los cristales, la grasa, los muebles... sprays infinitos para la madera, el cristal, para la humedad de los rieles de las mamparas de la ducha, para el filito del rodapié de los pasillos...

Ya todo lo compras envasado, plastificado, hecho el vacío, cocido, guisado. La cebolla cortada chiquita congelada, el ajo igual, el arroz blanco. ¡Hay hasta huevos fritos!   Y es que nos hemos vuelto vagos de... narices.

Y yo le contestaba: 

Van mis recuerdos un poco más lejos, será la edad, soy mayor que tú. Mi memoria llega a casa de mis abuelas donde con el aceite del pescado frito hacían jabón verde y con él fregaban y nos lavaban con estropajo de esparto en un lebrillo. Aceite donde mojaban un trocito de sábana vieja, de “morzolina” morena, ése tejido áspero, y untaban el suelo de terrazo rojo hecho de barro cocido, para darle brillo. Aceite que servía para las mariposas, para que no faltara luz a los santos y a los difuntos, en una casa donde la alegría no faltaba.

Sí, mis mayores reciclaban, era un arte, subsistencia de la precariedad de antaño, reciclaban con la comida, con los recipientes de cristal que guardaban para volver a comprar gaseosas, sifón y vino. Sin plásticos ni cartones. Aprendamos de antaño, falta nos hace en muchos aspectos.

Aprendamos de ellos incluso a cocinar con productos de temporada, aprovechando cada ingrediente (hasta las tripas y cabezas del pescado para alimentar a aquella gata negra que no tenía nombre y ronroneaba a los pies de mi abuela Maria del Carmen), a hacer milagros gastronómicos con poco o casi sin nada con las que alimentar a la familia.

Hoy, en éste día frío y ventoso, me viene a la mente una receta que me consta hacían en casa de Paloma y en la mía, uno de ésos platos con los que alimentaban el cuerpo y a nosotras también el alma: PAPAS EN ADOBILLO.
Ésta receta popular pertenece a la familia de los llamados “gazpachos calientes”, no deja de ser un tipo de “porrilla” o “morrete” que es como se le conoce en algunos pueblos de la provincia de Málaga. En mi entorno familiar a ésta receta se la conoce como PAPAS EN CHANFAINA.   La publiqué por cierto en el blog, en Diciembre del 2010 (Han transcurrido unos 12 años) En éste enlace pueden leer la receta)  
He de decir que mi madre añadía “asadura blanca” o roja según tuviera, en ocasiones también las hacía con trozos de sangre de pollo y yo, como mucho, las he preparado en mi cocina con morcilla. No puedo con la casquería.

En zona costeras, había costumbre de añadir lomos de sardinas e incluso de boquerones.

Hay quien el “majaillo” lo hacen con una rebanada de pan, siempre en la cocina de mis mayores se añadía harina, quizás porque el pan, hasta el último cuscurrón, incluso duro servía para migarlo con café; o bien que la harina aporta una untuosidad maravillosa a ésa humilde salsa de la cocina popular malagueña llamada “adobillo”

En ésta ocasión, las he preparado para una persona, les cuento ingredientes y paso a paso.
¿CÓMO LAS HICE?

INGREDIENTES para una o dos personas:

Dos patatas grandes, aceite de oliva virgen extra, un diente de ajo grande, una cucharada sopera de orégano, una cucharada sopera de comino molido, tres cucharadas soperas de vinagre de vino, sal, medio vaso de agua, una cucharada sopera de harina de trigo y unas hebras de azafrán.
LOS PASOS A SEGUIR:

Pelar las patatas y cortarlas en rodajas de aproximadamente un centímetro de grosor. Salar al gusto y freirlas en abundante aceite de oliva virgen extra, con cuidado de que no se doren demasiado. Una vez fritas, sacarlas de la sartén, escurrirlas bien y reservarlas.
(Guardar el aceite de oliva para otras frituras)

En un mortero echar el diente de ajo una vez pelado (desechando la raíz central), el comino, el orégano, junto con un poco de sal y el azafrán majando hasta conseguir una pasta homogénea.
Echar el vinagre y el agua, remover bien a fin de que se mezclen todos los ingredientes.
Poner una sartén a fuego medio, echar las patatas fritas junto con la cucharada de harina de trigo, remover bien añadiendo a continuación el contenido del mortero. Remover y dejar hervir unos minutos hasta reducir el liquido y quede una salsa no demasiado espesa y untuosa.
Servir inmediatamente.
¡¡ Buen provecho !!

4 comentarios

  1. Toñi, acabo de cenar, pero esas patatas abren de nuevo el apetito, tan sencillas, pero tan sabrosas, un tipo de cocina que no debemos olvidar nunca.
    Cierto que el reciclaje no es una novedad, yo también recuerdo en mi casa hacer trapos con las sábanas viejas, la ropa pasaba de hermanos mayores a los pequeños, etc. y por supuesto los envases eran de cristal y se llevaban a la tienda, nada de plásticos, ahora si quieres una bolsa de plástico en el super te la venden (no la regalan), pero la incongruencia es que en las estanterías todo está envuelto en capas de plástico.
    Besos.

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    1. La vida nos enseña que en gran medida la evolución en cuanto a sostenibilidad y reciclaje no ha ido para bien. Eran sabios nuestros mayores en muchos aspectos de la vida. Hace unos días enseñaba a un grupo en formación de cocina que antaño, hasta las cabezas y las tripas de los boquerones servían para guano, para abonar los campos y se quedaban admirados........Deberiamos mirar atrás de vez en cuando y sobre todo en cuanto a recetas se refiere. Gracias Ana por tus palabras, siempre animan éste libro de bitácoras. Un fuerte abrazo.

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  2. Tomo Nota con tu permiso.
    Se ven deliciosas.

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    1. "Mi Cocina" es toda tuya....no necesitas permiso. Están deliciosas, sabia receta de la cocina tradicional que a mi personalmente me alimenta el alma. Gracias por tu comentario.

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Muchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.