EKOORI (HUEVOS REVUELTOS CON ESPECIAS AL ESTILO HINDÚ)

"Una lágrima en la mejilla del tiempo" Rabindranath Tagore 

Despierta la mañana y brilla el Sol sobre la cúpula de mármol blanco, y no nos queda más que darle la razón a Rabindranath Tagore, que escribió que el Taj Mahal era: "Una lágrima en la mejilla del tiempo". 

No sé como describir, como explicar lo que sentí cuando atravesé los jardines y el pórtico (llamado “darwaza”), que simboliza “el paso de la vida hacia la muerte” y desde el que pude visualizar el majestuoso templo, un imponente edificio blanco, la tumba más hermosa que nunca se ha construido, la historia de amor más bella y jamás contada en forma de mausuleo funerario: el increíble, majestuoso, único y hermoso Taj Mahal. 
Considerado una de las “nuevas” siete maravillas del mundo, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y uno de los lugares más bellos del mundo, situado en la orilla del rio Yamuna, se sitúa el gran monumento, el Taj Mahal (significa, en hindi, “La Joya de Palacio”) 

Por un momento olvidé que me encontraba en India, en ése gran país que me cautiva, tierra de maharajás, de palacios y turbantes, de saris de colores que se mueven al son de sitares, de sonrisas sinceras, de miradas alegres, de dioses y maestros, de filosofía; de olor y sabor a especias, a curries; de historias y leyendas milenarias. 

Atrás quedaron los días vividos en Delhi, las aventuras y experiencias, el bullicio de la gente, el tráfico, los puestos de comida callejera, las vacas sagradas y los monos saltando entre edificios de diferentes colores; los llamativos sadhus en la puerta de los templos, el “namasté” de personas desconocidas que me miraban con curiosidad mientras paseaba por sus calles. 

Me quedé allí, parada, anonadada dejando pasar el tiempo, admirándolo en todo su esplendor, contemplando como el Sol brillaba sobre sus blancas paredes, los reflejos, los rayos parecían que lo hacía cambiar de color, engrandeciéndolo aún más. O simplemente el tiempo se detuvo. 

Superaba todo lo que podía esperar: fascinada por el gran espectáculo que tenía ante mis ojos. Y pensaba en su historia, una de las historias de amor más bella que he podido escuchar jamás, digna de las mil y una noches. 

Cuentan que En 1631 Mumtaz Mahal, esposa del emperador Sha Yahan, falleció tras dar a luz a su 14ª hijo. Su marido, completamente desolado, como ofrenda póstuma encargó construir el templo más bello jamás visto. Así hasta 20 mil obreros se pusieron a trabajar en la construcción del Taj Mahal, que fue finalizado 22 años más tarde. 

Sha Yahan exigió que el templo fuera un ejemplo de simetría como parte fundamental de su belleza. Su estructura central, coronada por una enorme cúpula en forma de cebolla, es la que alberga la tumba de su esposa. 

Se dice que el emperador quería construir otro edificio para él, de color negro para su propia tumba. Ésta quedaría justo al lado contrario del Taj Mahal, para que ambos “enamorados” pudieran estar mirándose frente a frente. Quería que el suyo sirviera de contraste -de negro- con el del amor de su vida, de blanco impoluto. 

Dice la leyenda, pocos años después de ser acabado el Taj Mahal el emperador cayó enfermo. Varios de sus hijos aprovecharon este momento para hacerse con el poder y autoproclamarse emperadores de los distintos territorios que gobernaba su padre. 

Su tercer hijo decidió mantenerlo con vida aunque bajo arresto en el cercano Fuerte Rojo situado muy cerca del templo.
Dicen que Sha Yahan pasó el resto de sus días contemplando el Taj Mahal desde una de las ventanas de su prisión. 

Cuando el emperador falleció, ya en 1666, sus descendientes hicieron caso omiso a sus deseos y decidieron enterrar su cuerpo en el mismo mausoleo donde descansaban los restos de su madre, en el Taj Mahal. Ahora, ambas tumbas yacen una al lado de la otra. 

Caía la tarde, había que dejar Agra y en mi retina quedó aquella imagen, guardo en mi memoria el espléndido mausoleo como si de un sueño rodeado de un imperecedero halo de magia, roto por las mujeres con sus multicolores saris, los santones semidesnudos, los sijs con sus turbantes y sus eternas sonrisas. Volvíamos a Delhi mientras yo añoraba con volver algún día. 

Pero ¿Qué les parece si soñamos juntos? En éstos duros y difíciles momentos para toda la humanidad que debemos guardar el confinamiento por la pandemia del corona virus #YoMeQuedoEnCasa pero podemos viajar gastronómicamente, por lo que una vez más les animo a hacer una receta con los sabores y aromas a ése exótico país asiático y cautivador: Nos vamos a India. ¿Me acompañan? Hacemos una receta muy popular, especiada, ideal para el desayuno, unos huevos revueltos; preparamos “ekoori”
¿CÓMO LO HICE? 

INGREDIENTES PARA UNA PERSONA: 

Un huevo XL, un tomate mediano maduro, una ramita de cilantro fresco, un trozo pequeño de jengibre fresco, media cebolla pequeña morada, diez granos de cilantro (semilla), media cucharada pequeña de comino en polvo, dos cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta negra recién molida. (Si gusta el picante, un trozo de guindilla fresca, optativo, personalmente lo omití)
LOS PASOS A SEGUIR: 

Pelar la cebolla y picarla en tiras alargadas. Pelar el tomate y cortarlo en trozos pequeños. 

En un mortero echar el comino, el jengibre (pelado previamente) y las semillas de comino, machacar hasta obtener una pasta lo más fina posible.
En una sarten echar el aceite y pochar la cebolla a fuego lento. Cuando ésta comience a estar transparente
Incorporar el tomate y el “majaillo” de especias, removiendo durante unos segundos.mezclando bien todos los ingredientes y dejar hacer uno o dos minutos, hasta que el tomate esté tierno.
 Mientras batir el huevo en un plato, salpimentándolo al gusto. 
Una vez bien batido, añadirlo a la sartén, remover a fin de que queden todos los ingredientes bien integrados y dejar a fuego lento hasta que estén hechos.
Agregar las hojas de cilantro fresco y servir caliente. 
बोन एपीटिट (Buen provecho) 

In memoriam de una gran mujer: Shabnam. Siempre en mi recuerdo y en mi corazón.
Ella y su marido nos invitaron ir a India, me preparó mi cumpleaños y uno de sus muchos regalos, éste porta retrato de plata.   Cumplí 45 años, en un pais mágico: India. 

2 comentarios

  1. Desde que era una adolescente me ha maravillado el Taj Mahal. Bonitas fotos Toñi, pero más bonito es ese recuerdo del marco con la foto.
    Y un viaje gastronómico nos va muy bien para poner nuestras papilas a salivar, aunque para mi con muy poquito cilantro, no acabo de acostumbrarme a su sabor a menos que sea muy poquita cantidad.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Ana....son recuerdos maravillosos, aunque de aquella gran aventura guardo los mejores momentos en mi corazón ya que no los puedo contar por éstos caminos virtuales por motivos personales, religiosos y filosóficos. Ella falleció a principios de éste año, ha sido una noticia muy triste, desoladora para tod@s l@s que la conocíamos.
      Te animo a cogerle el gusto....o no le pongas, da igual....lo importante y tu lo sabes bien, es disfrutar en la cocina.
      Besos y fuerte abrazo.

      Eliminar

Muchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.