EMBUSTES DE CUEVAS DE SAN MARCOS

El castigo del embustero es no ser creído, aún cuando diga la verdad. (Dicho popular).

Hoy les voy a sorprender y no les miento, no digo mentiras, les aseguro que les voy a decir la verdad, no digo embustes: he de confesar que “hago embustes”.
La palabra embuste tiene el significado de “mentira” y según he podido leer la palabra “embuste” nos llega probablemente del latín “imposter” (impositor, personaje que mediante fraude suplanta a otro y engaña).

Cabe destacar que antaño, al que engañaba con dedicación profesional, se le conocía como “embelecador”, que nos llega del árabe andalusí “bala” cuyo significado era “mal de amores” y es que el embelecador solía seducir a sus victimas con embelecos (Embeleco: embuste, fingimiento, engañoso, mentira disfrazada con razones aparentes)

No, no voy a decir ninguna mentira, pero sí que voy a intentar que queden embelesados con éste dulce y que Vds. mismos hagan EMBUSTES.
Los embustes es un dulce tradicional y típico de Cuevas de San Marcos. He intentado averiguar el por qué del nombre de “embustes” y no lo he podido descubrir, para mí sigue siendo todo un misterio y llego a la conclusión que debe ser porque “engañan” al probarlos, se piensa en lo bueno que están para los ingredientes tan simples que se emplean para su elaboración.

Sea como fuere, si les diré la verdad, los probé gracias a Conchita.  Éramos vecinas, como si fuésemos familia, éramos y somos amigas,.…poeta, dicharachera, generosa, jovial, de sonrisa eterna y risa fácil, ojos azules, cabello rubio, madre de dos niñas…..como yo las llamaba: “mi Eloisa y mi Conchita” quienes junto con mis dos hijos, eran también lazo de unión entre nosotras.

Han pasado los años, los meses….muchos días, quizás demasiados sin vernos; pero aún, a pesar del tiempo, nuestra amistad, nuestras risas, nuestro cariño, los ratos que pasamos fueron haciendo mella y quedaron grabados en nuestras vidas, en nuestro corazón y en nuestra memoria.

Y es que con Conchita siento, como leí hace tiempo, que nuestra amistad es la melodía que se nos queda grabada en la cabeza y que aparece en los silencios más amargos, hasta el final del camino.

Y hoy, una vez más la he recordado…..ésta receta me ha hecho viajar con ella a su lugar de nacimiento, a sus orígenes tal y como hicimos aquellos días del mes de Agosto, en su “refugio”, en aquella preciosa casa que tiene en Cuevas de San Marcos, donde en su cocina aún hoy en día, creo que hay impregnada parte de mi…..sus muebles, eran mis primeros muebles de cocina… Me imagino que cada vez que vuelva a su pueblo y cocine, cada vez que abra una puerta, un cajón, sé que se acordará de mi.

Gracias a ella y a Paco, su marido, descubrí un lugar maravilloso de la provincia malagueña, una parte increíble del paraíso, de ésta Málaga que embelesa; un pintoresco y precioso pueblo de la Comarca de Nororma, de la Sierra Norte de la provincia Málaga.

Un lugar donde se asentaron los primeros pobladores de la comarca, y después romanos, visigodos y musulmanes, llamado Cuevas de San Marcos, la antigua Medina Belda, como la llamaron los árabes que la habitaron; un lugar con un rico legado arqueológico, yacimientos del Paleolítico, con nna larga historia que ha dado pie a innumerables leyendas y tradiciones.

Paisajes de contrastes que nos llevan de la vega a la sierra, del olivar a bosques de pinos y encinas, de yacimientos prehistóricos, parajes en los que se alternan el monte bajo, pinos, olivos, almendros y encinas; en su Sierra los pinares y antiguos encinares abrazan sus blancas casas y sus huertas y sus campos llenos de olivos y almendros.

Cuevas de San Marcos cuenta con uno de los Monumentos Naturales más destacados de Andalucía, la Falla del Camorro. Junto a ella se encuentra la Cueva de Belda, pareciendo una herida sobre la montaña, una promesa de entrada a un laberinto único, con gran profundidad e impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas. En su interior se conoce la existencia de al menos tres lagos y de numerosas galerías en el interior de la misma, en la que además de tener su importancia geológica, es también zona de refugio para diferentes colonias de murciélagos, una de las más importantes no solamente de España, sino que posiblemente de Europa..

Anduve por sus calles, por sus bosques y montañas, vi correr el agua por caudaloso Genil, disfruté de la inmensidad azul del grandioso embalse que une o divide a Málaga de Córdoba y Granada, y supe de su riqueza gastronómica y les puedo asegurar que me cautivaron sus EMBUSTES.

Que por cierto, son precisamente tradicionales en Semana Santa. ¿Se animan a hacerlos? En breve, en unas semanas, mandará la tradición popular a degustar éstos riquísimos dulces malagueños.
¿CÓMO LOS HICE?

INGREDIENTES:

Un huevo, seis cucharadas soperas de leche entera, cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, cuatro cucharadas de azúcar blanca, una cucharada de bicarbonato (en su defecto levadura para pastelería), harina de trigo la que admita (aproximadamente unos 200 grms.), la piel de media naranja, canela molida y azúcar glass (al gusto), medio vaso de aguardiente dulce, medio vaso pequeño de agua y aceite de oliva virgen extra para freir.

LOS PASOS A SEGUIR:

En un cuenco echar la harina, el huevo, las cuatro cucharadas soperas de aceite, el bicarbonato y el azúcar removiendo bien de forma que queden todos los ingredientes bien integrados y que tenga “cuerpo” (que no quede demasiado liquido).
Mientras echar el aceite en el recipiente donde vayan a freir los embustes junto con la piel de la naranja y ponerlo al fuego; cuando comience a dorar los trozos de naranja, retirarlos.
Ir echando porciones en forma de bola en el aceite caliente (pero no hirviendo) y freir hasta que se vean uniformemente doradas.
Sacar los embustes y dejarlos sobre papel de cocina.
Echar el anis y rebajarlo con un poco de agua (aproximadamente una parte de anís y media de agua) en un cuenco e ir sumergiendo rápidamente los embustes uno a uno, colocándolos sobre un colador a fin de que escurran.
Espolvorear con azúcar glas y canela molida.
Es costumbre que posteriormente a éste paso, abrirlas por la mitad y se rellenan con crema pastelera (éste último paso no lo he realizado. Es a gusto del consumidor)
¿Harán EMBUSTES?

2 comentarios

  1. Curioso el nombre, tal vez engañan y cuando los pruebas te embelesan a tal punto que no puedes parar de comer porque se ven muy buenos, me los puedo imaginar.
    Besos.

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    1. Gracias Ana. Sinceramente "engañan", verlos en el plato tan simples, tan humildes, tan poquita cosa y de pronto sentir la textura y sabor tan increible en boca es sorprendente.....Me alegra saber que te gustan. Un abrazo.

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