SUSHI SUELTO CON PEREGRINAS (VIEIRAS)

La noche se entraba, / el sol se había puesto: / perdido en las sombras / yo pensé un momento:/ ¡Dios mío, qué solos/ se quedan los muertos! (Estrofa de la Rima LXXIII de Gustavo Adolfo Bécquer. 1836-1870)
Caía la tarde cuando sonó el teléfono, su cara de asombro y pesar reflejaba sus sentimientos; una triste noticia sacudió el resto del día, que había comenzado con el pesar de que había fallecido una amiga en una ciudad lejana a la que no podríamos acudir. Pero ésta segunda pérdida, más cercana familiar y logísticamente nos hizo desplazarnos enseguida al cementerio.

Dicen que los cementerios no es lugar para los muertos, ellos ya no están, es un lugar para que los vivos no olviden a quienes se han ido, que se relaciones con sus muertos porque la pena y el dolor, aunque sean unas horas, tienen que tener un lugar y un tiempo.

El Sol se había puesto, entró la noche y los susurros se hicieron tenues, llenos de recuerdos y emociones, de añoranzas y pesares. Se escuchaban los truenos lejanos y las gotas de lluvia caer a pesar de que es Junio y el calor ya aprieta. Miré la caja cerrada a través del ventanal acristalado de aquella habitación repleta de flores, de frases cariñosas de familia, amigos y compañeros. Allí descansaba, en aquel cementerio, donde todo sueño, dolor o frustración termina.

Los primeros rayos iluminaban la inmensa capilla, comenzaban a trinar los pájaros despertándose entre las ramas de los frondosos árboles que rodeaban la fuente escalonada. El rumor del agua nos acompañaba en nuestro caminar. Mis pensamientos se quedaban allí, en el cementerio, miro atrás una última vez y me viene a la mente los versos de Bécquer. Cuanta verdad dicen sus estrofas. ¡ Dios mío, qué solos se quedan los muertos !

Vamos cogidos de la mano, tristes, cansados y apesadumbrados, le aprieto con fuerza, estamos vivos y estoy con él, le beso y seguimos caminando hacia el coche, mientras sigo en mi mente recitando:

¿Vuelve el polvo al polvo? /¿Vuela el alma al cielo? / ¿Todo es sin espíritu/ podredumbre y cieno?/No sé; pero hay algo/que explicar no puedo,/ algo que repugna,/aunque es fuerza hacerlo,/¡a dejar tan tristes,/tan solos los muertos!
(Estrofa final de la Rima LXXIII de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)

Y los pesares y el dolor por quienes se han ido, por los que se fueron siguen en el corazón, pero hay que seguir viendo la luz del amanecer, los colores de la vida, querer a quienes nos rodean, sonreir, cantar, cocinar…..estar alegres y felices por lo que tenemos, por los que tenemos.

Es quizás por todo ello, por lo que “Mi Cocina” está repleta de color, de alegría, no sólo de buenos ingredientes, maravillosos aromas y riquísimos sabores.

Hoy, aunque un poco triste…..la quiero seguir haciendo alegre. Les animo a preparar éste
SUSHI SUELTO CON PEREGRINAS
¿Se animan a disfrutarlo?

¿CÓMO LO HICE?
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:

2 peregrinas grandes (vieiras), el zumo y la raspadura de media lima, arroz para sushi recién cocido (la receta y el paso a paso lo pueden leer pinchando en ÉSTE ENLACE, una rama de cilantro fresco, jengibre encurtido, pasta de wasabi, 3 cucharadas de mayonesa japonesa (mezclando mayonesa con un poco de salsa de soja) y sal.

Nota.- los productos orientales se pueden conseguir en supermercados o tiendas especializadas.

LOS PASOS A SEGUIR:

En una cacerola con abundante agua con un poco de sal sumergir las peregrinas y dejarla cocer unos quince minutos aproximadamente. Irá en función del tamaño del molusco. Retirar del fuego y sacar del agua.

Una vez frias, abrir las peregrinas, retirar la carne de la concha, retirar con cuidado el pequeño músculo blanquecino y brillante y su membrana, dejando la hueva (parte anaranjada), comprobanco si hay un hilo negro que deberán cortar. Tiene que quedar sólo la parte blanca y la hueva (quitar todas las telillas que traen a su alrededor o pegado a la concha).

En un cuenco mezclar el arroz para el sushi con un chorreón de zumo de lima y la ralladura de la piel, remover y reservar.

Repartir el arroz entre las conchas de las vieras haciendo un pequeño montoncito sobre cada una de ellas, aplanando un poco la parte superior.

Colocar a un lado la carne de la peregrina junto con la hueva, poner unas hojas de cilantro alrededor, un trozo de jengibre encurtido, un poquito de pasta de wasabi y una cucharadita de mayonesa japonesa.

Servir y disfrutar……que son dos días. ¡¡ Buen provecho !!

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