RISOTTO CON GUISANTES, QUESO DE CABRA MALAGUEÑO Y VELO DE PAPADA CURADA IBÉRICA

No hay mejor lugar para descansar y soñar que en el regazo de nuestros abuelos, son nuestras vitaminas, son un envoltorio cargado de años y cabellos de plata que esconden en su interior un niño como nosotros. (Autor desconocido)
Dijo Albert Einstein: Al que no posee el don de maravillarse, ni de entusiasmarse es como si no tuviera vida, sus ojos están cerrados.

¡¡ Maravillada, entusiasmada, embelesada, contemplaba aquel 24 de Marzo, a mis nietos mellizos, una niña y un niño recién nacidos y en aquel momento fui consciente de que me embargaba un nuevo sentimiento, invisible a los ojos, que me llenaba de una felicidad hasta ahora desconocida, un amor indescriptible por ésos dos pequeños seres que ya eran un regalo para mi vida.

En una ocasión leí que la contemplación es imprescindible para ser feliz; nos aligera el espíritu, nos da equilibrio y serenidad. Es cierto que siempre vamos acelerado en la vida, es necesario detenernos y vibrar con una nueva ternura, mirar con otros ojos y hoy en día mis días, mis horas, mis minutos se han ido deteniendo con el mejor de los motivos, desde y con el nacimiento de dos maravillosos mellizos: un niño y una niña.

Desde aquél día, reconozco que nos ha cambiado la vida, con nuestros mellizos, niños felices que viven empapados del amor que les rodean. Ser sus “abuelos” nos ha permitido seguir sintiéndonos jóvenes de espíritu, recuperar canciones infantiles, jugar con ellos, darles ternura e intentar dentro de nuestras posibilidades transmitirles nuestras raíces y sobre todo demostrarles en todo momento nuestro amor incondicional..

Soñando con ellos, disfrutando con ellos; verlos, abrazarlos, jugar, escuchar sus primeras palabras “Abu”, papá, mamá, agua, más, tita, “pulpo”…y así, cada día que compartimos nuestros corazones estallan de felicidad, como un pan en el horno, como una palomita de maíz, como un dulce bizcocho.

Y ellos, Naiah y Noah, mi niña y mi niño, mi muñeca y mi marengo, que si me lo permiten, les cuento qué significan sus nombres:

NAIAH:

El nombre Naiah tiene una fuerte asociación con la naturaleza y las ninfas acuáticas en la mitología griega. Esto le otorga un significado espiritual relacionado con la conexión con la tierra, el agua y la energía natural. Quizás por ello en el Pais Vasco, el nombre Naiah significa “Espuma del mar”

Además de su asociación con las ninfas acuáticas en la mitología griega, el nombre también puede tener un significado relacionado con la pureza y la inocencia.

Algunos lingüistas ven en este nombre una derivación del hebrero hainai, que significa ‘escala’. Hay una variante hawaiana, Nai’a, que significa ‘delfín’.

Quienes han seguido la trayectoria de éste blog, reconocerán que en mis comienzos en Abril del 2009, no se veía mi verdadera imagen, usaba un “avatar” que era un delfín.

En algunas culturas, se asocia con la idea de ser una persona de corazón puro y libre de malicia

NOAH:

Noah deriva del hebreo y es la variante árabe de Noé. Tiene dos significados: por un lado, “de larga vida”, “aquel que vivirá mucho” y, por otro, “descanso”, “paz” o “aquel que da consuelo”. Ambos significados, muy especiales, aportan una luz especial a quien lleva este nombre que, es común tanto en niños como en niñas, si bien el nombre femenino suele ir sin la ‘h’ final.

Niños adorados, queridos y amados desde el primer momento en los que sus papis daban largos paseos por el rebalaje, por la orillita de la mar, mirando la blanca espuma de las olas que bañaban sus pies, soñando con ellos, con dos “pececitos” marengos.

Éste mes de Marzo, mis nietos cumplen dos años, 24 meses en los que mi ritmo de publicación en el blog, en éste libro de bitácoras, ha tenido que ir reduciéndose, al igual que las asistencias a diferentes actos gastronómicos; y he de confesar que no lo siento, que ellos son los vientos que mueven las velas de ése navegar de nuestras vidas.

Noah y Naiah, Naiah y Noah…..a quienes su abuelo Pedro y su abuela Toñi adoran.

Hoy, la primera publicación de Marzo va dedicada a ellos: Risotto con chicharos, queso de cabra y velo de papada ibérica.
Un risotto tiene que ser cremoso y meloso, tener un arroz cocido en su punto perfecto, pero ni abierto ni duro e incorporar el sabor de sus ingredientes principales además del toque final del queso

Para la receta de hoy, los protagonistas son los chicharos (guisantes) que están en plena temporada y la papada curada ibérica de Dehesa de los Monteros. También un queso de cabra curado que le dará cremosidad y un sabor muy especial a éste RISOTTO con chicharos.
¿CÓMO LO HICE?

INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:

200 grms. de guisantes, un diente de ajo, un trozo de cebolla blanca dulce, aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta negra, dos vasos medianos de arroz (especial risotto, arborio), dos vasos grandes de caldo de huesos de jamón, un trozo de queso de cabra curado, medio vaso pequeño de vino blanco Viña AB (en su defecto un fino amontillado), una rama de hierbabuena, ocho láminas muy finas de papada curada ibérica y para decorar perlitas de trufa.
LOS PASOS A SEGUIR:

Desgranar los guisantes. 
En una cacerola poner a calentar agua con un poco de sal y, cuando rompa a hervir, escaldar durante tres o cuatro minutos (irá en función del tamaño de los guisantes). Apartar del fuego, escurrirlos bien y pasarlos a un cuenco con agua y hielo para cortar la cocción y que no pierdan el color. Reservar

Picar el ajo y la cebolla en trozos pequeños.

En una sartén echar un chorreón de aceite de oliva y pochar a fuego suave el ajo junto a la cebolla, procurando que no se lleguen a quemar.

Cuando la cebolla esté tierna, agregar el arroz y subir la potencia del fuego, rehogar un minuto y añadir el vino, removiendo durante unos segundos. Incorporar las primeras cucharadas del caldo de jamón (que tendrá que estar muy caliente).

Poner el fuego a temperatura media-alta e ir removiendo de vez en cuando. Cuando se vea que falta caldo, agregar más (siempre muy caliente); así durante 17 minutos desde el momento que se agrega la primera parte del caldo.

Incorporar los chicharos y unas hojitas de hierbabuena e ir añadiendo más caldo para que la mezcla siempre esté liquida (no queremos un arroz seco en la sartén, sino cremoso). 
En ése momento echar unos trozos de queso, la pimienta negra recién molida al gusto y remover todo muy bien.

Al lograr que el grano de arroz esté en su punto, apagar el fuego, probar de sal y rectificar si fuese necesario. Apartar y dejar reposar un minuto.

A la hora de servir colocar encima del arroz queso rallado al gusto, láminas de papada ibérica, hojas de hierbabuena y perlas de trufa.
Suele decirse que con la llegada de los primeros nietos uno descubre lo que es el amor verdadero. Es un vínculo que va más allá del legado de la sangre, es la unión entre dos generaciones que dejará una huella emocional permanente, porque no hay nada más satisfactorio que “ser nieto”, y después, “ser abuelo”.

Para Naiah y Noah, con el amor incondicional de sus abuelos Pedro y Toñi.

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