CAZUELA DE CALABAZA EN AMARILLO CON ALMEJAS

La baraja española, aunque no lo parezca, se fue incorporando al lenguaje popular con adagios e incluso frases expresivas: "eres un as" decimos cuando le comentamos a alguien que es el número uno, el mejor, el campeón; le "cantamos las cuarenta" a alguien para indicarle que le vamos a advertir de que diremos la verdad, que le expondremos una realidad e incluso comentamos "qué buena o mala pinta" tiene algo o alguien para hablar sobre nuestro parecer de su imagen.    Incluso el refranero español se hace eco de los naipes al decir: "cuando uno no quiere, dos no barajan".

He podido leer que la procedencia de la Baraja Española es otomana y que hay estudios que indican que proviene de China e incluso de la India, pero que fueron los árabes quienes introdujeron éste juego de azar en España.      Hay historiadores que indican que concretamente el juego de la "brisca" tuvo su auge en torno al siglo XIII.

En el siglo XVIII, Antoine Court de Gebelin teorizó para los cuatro palos de la baraja, alegorías que simbolizaban antiguos estatus egipcios: asoció con Espadas al soberano, nobles y militares.  Copas a clérigos o sacerdocio, Agricultura con Bastos y Oros al comercio o allí donde el dinero es símbolo.

Desde tiempos inmemoriales, no sólo la baraja española se ha utilizado para los juegos de azar, también para las "suertes adivinatorias", para leer el futuro e incluso existe la creencia de que cada carta tiene un significado en concreto.

Por ejemplo, el siete de oros.   Su definición dice así: Ésta es una carta positiva, indica prosperidad, alegrías, riqueza pero proveniente de un trabajo hecho en equipo, pero de un negocio familiar o una sociedad.   Una carta que representa a quienes intuitivamente utilizan sus recursos para alcanzar los propósitos deseados pero siempre con un esfuerzo denodado y con trabajo muy sacrificado.

Y así era el trabajo de mi gente, de mis mayores, hombres de la mar; duro, sacrificado, con esfuerzo tenían que salir a pescar en equipo, hacían su trabajo en gran medida intuitivamente. Aunque hay que decir que nunca obtuvieron riquezas con los recursos de la mar.  Eran marengos, pescadores de El Palo y sus barcas, su jábega estaba representada por una carta de la baraja española: el siete de oros, la carta de "Los Rosillas". 
Mi recuerdo, mi memoria me llega hasta él, mi bisabuelo materno, José Rosa. Fue jabegote y patrón de barcas, conocido como "el Rosilla", apodo derivado de su apellido; tenía fama de buen pescador y de conocer todas las artes de pesca.    Le decían "Rosilla el viejo" para diferenciarlo de sus hijos, Cristobal (el Tobalo, padre de Manuel, el actual dueño del Restaurante La Lonja en El Palo) y Luis quienes heredaron el apodo de su padre; también lo heredaron sus hijas Mercedes, Mariana, Enriqueta y su hija mayor, mi abuela Maria del Carmen Rosa "La Rosilla" quien dio nombre a una de sus jábegas.

Mi bisabuelo llegó a tener tres barcas de jábega y todas se llamaban "Rosilla", la Rosilla grande, la Rosilla mediana y la Rosilla chica; además de sardinales, boliche y hasta una barquilla de arrastre. En la Maria del Carmen, el patrón era el marido d mi abuela, Juan Antonio Rodriguez, le llamaban "El Bichucho" (no pude averiguar el por qué de ése apodo) y él era también el "siete de oros".

Las barcas no salían a la mar a faenar ningún día, no sin antes asignar el turno de pesca de un día para otro y el lugar donde pescar, el llamado "bol".   La suerte se determinaba con una baraja de cartas; cada barca tenía asignada una carta de la baraja española.    

El "sorteo" se realizaba entre los patrones (dueños de las barcas) o los "mandaores" (quienes por encargo pescaban con ella); todos confiaban en ése trámite que se realizaba cuando el último patrón en varar su barca en el rebalaje colocaba el llamado "morrón": una chaqueta colgada en un remo hincado en la arena de la misma orilla; allí acudían todos, se barajaban las cartas y según se iban sacando, el orden de las mismas era el que asignaba el turno de pesca.     Se colocaban en La Lonja (lugar donde se vendía el pescado), donde con el tiempo fue a la par taberna, siempre en las manos de la familia de Manuel el de La Lonja, nieto de José "El Rosilla", mi bisabuelo.  

Aquellas jábegas, aquellos sardinales y cualquier barca de El Palo, tenían que pasar por las manos, tarde o temprano, de una gran familia: Los Calafates.    Ése apodo lo decía todo, calafatear las naves es el arte de cerrar las junturas de las maderas de una embarcación con estopa y brea, alquitrán u otra sustancia semejante para que no entre el agua.    

Uno de los "Calafates" de El Palo es Paco López, él ya no sigue la tradición familiar, no calafatean al igual que mi familia ya no pescan en ésa mar que nos apasiona, pero sí nos une la amistad y nuestros recuerdos de aquellos paleños, nuestros mayores, nuestras raíces, la historia y las costumbres marengas.    Él sigue mi blog y hace unos días me escribía sobre una receta, me decía:

Mi madre preparaba una receta con calabaza y almejas. ¡Cuando había almejas! ella preparaba un guisaillo con calabaza cortadita fina, del tamaño de un sello de correo y especias.    Se comía cogiendo las almejas a modo de cuchara, en la misma sartén, llevándonos ésa calabaza a la boca. una exquisitez.   No recuerdo las especias o si llevaba vino blanco al cocer.  Lo mismo lo sabes y compartes por favor. 
Sí, la recuerdo.  Era una de ésas recetas marengas, creadas por las sabias manos de nuestras madres y abuelas, comidas auténticas de subsistencias, nacidas de la necesidad, de la penuria y la humildad. Platos que perduran en mi memoria y que son joyas, verdaderos tesoros de la gastronomía malagueña que procuro guardar y compartir con quienes siguen "Mi Cocina"

¿ CÓMO LA HICE?
INGREDIENTES PARA UNA PERSONA:
150 grms. de calabaza, un diente de ajo, 2 hojas de laurel, 6 granos de pimienta negra, medio vaso de vino blanco (fino amontillado), sal, una cucharada pequeña de harina de trigo, medio vaso de agua, cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, la mitad del cuarto de almejas, cinco hebras de azafrán (en su defecto una cucharadita pequeña de colorante alimentario)
LOS PASOS A SEGUIR:
Mantener las almejas en agua con sal durante una media hora a fin de que suelten la posible arena que puedan traer en su interior.
Pelar el ajo y cortarlo en trozos pequeños.   Quitar la piel a la calabaza y cortarla en dados, procurando que no sean muy gordos los trozos.
En una sartén echar el aceite y en frio, incorporar los ajos y los trozos de calabaza.   A fuego medio ir pochándola durante unos dos o tres minutos.
Incorporar la pimienta negra, el laurel, el azafrán y salar al gusto.   Añadir el vaso de vino blanco y dejar evaporar el alcohol, añadiendo a continuación el agua.  Tapar la sartén y dejar cocer unos cinco minutos aproximadamente (hasta comprobar pinchando un trozo de calabaza que ésta está tierna).


Echar la harina diluida en un poco de agua, colocar las almejas por encima y volver a tapar la sartén hasta que las almejas se abran (medio minuto aproximadamente).

Apartar del fuego y servir caliente.  
Consejo: Utilizar las almejas como cuchara para degustar la calabaza y la deliciosa salsa que las acompaña.
¡ A Encarnita “La Galafata” ¡ a mi madre  y a aquellas mujeres del rebalaje de El Palo.

4 comentarios

  1. Venir a tu cocina no es solo conocer ricas recetas nuevas, es también cultura, siempre se aprende algo al leerte. Soy poco experta en la baraja, pero aquí se aprende a través de tu historia personal y la de tu familia.
    Ha de quedar muy rico este guiso de calabaza con almejas. original.
    Besos.

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    1. Gracias mi querida amiga Ana..tus palabras siempre me a animan a seguir compartiendo mis recuerdos..un fuerte abrazo

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  2. Hola Toñi, ya sabes que me encnata leer todo lo que nos cuentas, las cosas de tu casa, de tu familia de tu gente... Este palto es una maravilla, el color y el sabor espectacualr que tndrá no lo podrán igualar otros. QUé sabias nuestras abuelas, platos saludables perfectos para darlos a todos. Un beso guapísima!!!

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  3. Gracias siempre mi querida y admirada Elisa, eres un cielo. Me animas a seguir escribiendo y compartiendo recuerdos y recetas; a seguir aprendiendo y no perder la ilusión por esta cocina que también es toda tuya. Un abrazo con mi admiración por tu gran trabajo bloguero..eres una gran cocinera y una bellísima persona

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Muchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.