BACALAO A LA PORTUGUESA (Bacalhau à Margaroda da Praça)
No, a mi no me pongas bacalao, no quiero bacalao ni en pintura, ya bastante comí en la mili.
Así contestaba mi padre cada vez que mi madre preparaba potaje de bacalao, tortillitas de bacalao , bacalao con tomate e incluso ensaladilla malagueña. ¡¡ Y con razón !!
Aún recuerdo aquella fantástica historia que nos contaba: Gerona fue un eslabón importante en la cadena de mi vida. Fue allí donde tuve la fortuna de ser destinado en aquel sorteo de la Caja de Reclutas para hacer mis dos años de “mili” a finales de los años 40. Fue la primera vez que salía de Málaga, de mi entorno, de mi familia, de tu madre de la que me enamoré nada más verla en El Palo a los catorce años (trece años de novios, que se dicen pronto) y fueron dos largos años que supuso sin duda una experiencia que marcaría mi vida.
Ése destino hizo que en gran medida conociera el verdadero sentido de la palabra amistad, de la igualdad sin tener en cuenta procedencia regional, cultura, lengua y costumbres de cada uno de los que como yo, teníamos el afán por sobrevivir.
Los días, las semanas, los meses pasaban lentamente soportando incluso en los duros frios inviernos los periodos de instrucción, servicios de guardia, disciplinas y enseñanzas incluido a mi pesar el manejo de armas.
Tuve la suerte de que llegué al Cuartel con el carnet de conducir, era mi trabajo en la Compañía Suburbanos, ir de estación en estación de tren, por toda la red ferroviaria recogiendo el dinero y la documentación de los billetes vendidos casi cada día con aquel mítico “Volkswagen”, por lo que fue de inmediato que en poco tiempo obtuve la aptitud para ser conductor de vehículos pesados, me colocaron el "pin" con un coche en mi uniforme, comencé a conducir aquellos antiguos y pesados camiones con el que recorrí cada destacamento, cada cuartel de toda la provincia de Gerona.
Un día, recibí la orden de llevar hasta Figueras un cargamento entre ellos iba comida, concretamente una partida de bacalao salado, como era habitual me acompañaba un pequeño grupo de soldados; todos eramos del Sur, poco acostumbrados al frio extremo, en pleno invierno, un mes de Febrero si mal no recuerdo en el que había nevado durante días sin parar, las temperaturas eran de bajo cero incluso cuando el sol en alguna ocasión tímidamente dejaba pasar algún rayo entre las nubes.
El cielo estaba totalmente cubierto, amenazante, el frio era de una crudeza extrema, todo el paisaje era blanco, cubierto de nieve, el espesor a lado y lado de las carreteras alcanzaba una altura considerable y a mitad del camino, en medio de la nada, arreció el temporal de una manera terrible, la nieve caía con virulencia y tuve que no sólo reducir la marcha, sino que estacionar a un lado de la carretera.
Nevaba sin interrupción, caía copiosamente e iba cubriendo el camión centímetro a centímetro, un gran manto de nieve nos cayó de tal manera que quedamos semi enterrados en unos caminos que quedaron totalmente intransitables durante tres larguísimos días.
Dentro de la cabina nos sentíamos como en un iglú bajo capas de nieve, enrollados en mantas procurábamos no movernos en ningún momento; el silencio era total, el motor del camión no funcionaba y las luces estaban apagadas, nos alimentamos a base de bacalao y chupando nieve intentábamos hibernar.
Tres días comiendo bacalao…….hizo que lo aborreciera de por vida.
Vivencias, historias, recuerdos….que con el paso de los años mi padre solía relatar y yo aún recuerdo como si lo hubiese vivido junto a él y en las que insistía: todo era de todos (los soldados, se entiende) y ésa agradable sensación de hermanamiento, de amistad, de compañerismos se quedó allí, en la provincia de Gerona, entre las paredes de los cuarteles, en los caminos, en las carreteras cubiertas de nieve. Y aquellos días comiendo bacalao enterrados en la nieve.
Hoy, una vez más, mientras preparo ésta receta, me parece escucharle: no quiero bacalao. El caso es que a mi marido tampoco le hace mucha ilusión, pero hay que reconocer que ésta receta nos ha sorprendido a ambos, así que, es época de Cuaresma, de Semana Santa, les animo a preparar éste delicioso BACALAO A LA PORTUGUESA. (Bacalhau à Margaroda da Praça)
¿CÓMO LO HICE?
INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:
2 lomos de balacao, 2 patatas medianas, una cebolla grande (blanca, dulce), un vaso de coñac o brandy, una cucharada sopera de pimiento molido (pimentón dulce), aceite de oliva virgen extra, harina y sal.
Consejo:
Si los trozos de bacalao son salados, deben desalarlo, troceándolo según el tamaño de los lomos que deseen, dejándolo sumergidos en abundante agua de forma que queden totalmente cubiertos, durante un dia y medio, unas 36 horas, cambiando el agua cada ocho horas.
Durante ése tiempo el pescado debe permanecer en el frigorífico, ya que a temperatura ambiente puede fermentar echándose a perder.
LOS PASOS A SEGUIR:
Precalentar el horno a 200º C. Mientras:
Pelar la cebolla y cortarla en trozos alargados. En una sartén echar un chorreón de aceite de oliva virgen extra, poner a fuego medio y cuando comience a humear echar los trozos de cebolla, removiendo de vez en cuando durante unos veinte minutos aproximadamente (hasta que estén dorados). Retirar del fuego, añadir el pimentón, mezclar bien.
Volver a poner la sartén en el fuego, agregar el coñac y dejar cocer durante unos minutos hasta que reduzca el líquido. Retirar y reservar.
Pelar las patatas y cortarlas en láminas. Echar aceite en una sartén, ponerla al fuego e ir friéndolas con cuidado de que no se quemen. Sacarlas de la sartén y reservar.
Enharinar los lomos de bacalao y en el mismo aceite donde se han frito las patatas, freir el bacalao de forma que quede uniformemente dorado, durante uno o dos minutos por cada lado (hay que tener en cuenta que se terminará de hacer en el horno).
En una fuente especial para hornear, colocar una base con las patatas (salar al gusto). Encima poner los lomos de bacalao e ir repartiendo por encima y los laterales la cebolla con su salsa.
Bajar el horno a 180º C, meter la fuente con el bacalao con calor arriba y abajo, y dejar hornear durante 15 o 20 minutos (irá en función del grosor del pescado).
¡Buen provecho!
2 comentarios
Como cambian las cosas verdad?, ahora el bacalao es articulo de lujo, menudo precio tiene, en casa nos gusta de cualquier forma pero asi a la portuguesa es nuestra receta favorita, besos
ResponderEliminarmaravillosa esta receta, a mi es que el bacalao me pierde
ResponderEliminarMuchas gracias por visitar "Mi cocina", por escribir un comentario, lo cual me anima a continuar compartiendo lo que se cuecen por mis fogones y lo valoro enormemente.
Si tiene alguna duda o consulta, indiquelo, contestaré lo antes posible.